Sucede que
he roto con dos hombres, no, tres hombres al mismo tiempo. Y me siento
espectacularmente bien. Como cuando comes en exceso y aun así bajas de peso. Así
de ligera me siento.
Sin
embargo… entra la melancolía por los lugares más insospechados. De repente
extraño a uno, pero quiero llamar a otro… pero el otro también era una mala
persona.
Pensé que
después de una buena relación, me quedaría como en un estado de frigidez
emocional (que si existe). Es curioso como al principio guardar un periodo de
hibernación, pero luego recibes un estímulo y dices: It’s alive. Te sientes
sola y desilusionada… pero a la vez tienes ganas de seguir amando, seguir en un
ritual de citas y de conocer chicos, chance y uno es el indicado o el que te
ayuda a pasar el tiempo
El otro día
vi a un hombre muy atractivo (y no, no era Julián Lede), musculoso, durito, con
su barba y todo… pero esperaba a su novia, porque no dejaba de checar su
celular y de impacientarse. Creo que pude haberle hablado, pero si me cohibió
algo.
Pero también
pienso que importa que sea el indicado… que me trate bien, me quiera, me espere
cuando salga del trabajo, quiera genuinamente estar conmigo, sea soltero,
cuidadoso y ciertamente se interese en mi.
Pido
demasiado, pero ¿qué no es así lo que queremos todo? ¿Acaso no basta una
persona para cumplir estas demandas, pero a cambio le daremos lo mejor de
nosotros? A mi me parece sensato lo que pido.
Y a veces
los recuerdo, pero mi cerebro es un colador, a veces el fácil olvidar de todas
las cosas malas que me hicieron. Todos me dijeron que me amaban, que estarían
conmigo siempre, hacíamos un gran equipo en un mundo que moría… bueno no, pero
me sentía muy bien con ellos. Lástima que creí que era amor.
No se si lo
peor es saber que se está siendo presa de un engaño o en verdad desencantarse
por la esperanza y por el tiempo que se perdió.
Aunque he
disfrutado este tiempo sola, tratando de ponerme al corriente conmigo, haciendo
cosas que quiero y me gustan (tía Andreoida paga, guiño)… honestamente,
quisiera a alguien para abrazar, para consentir y para llamarle para
preguntarle qué hace o si está viendo tele.
El guapo
que esperaba a su novia, algún guapo de la escuela, Julián Lede, algún chico
del trabajo… no lo se, cuando los veo creo que hay esperanza para mi.
Pienso
correr el riesgo.