jueves, 31 de diciembre de 2015

Un año de mierda

Una lista de las cosas malas que me pasaron: 

- Me enfermé de los intestinos. Considerando que le pasó a alguien muy querido para mi, sólo pensé: jodida suerte. 

- Comprobé, una vez más, que, hagas lo que hagas, haya pruebas o no, la gente cree lo que quiere. 

- Tardaron en pagarme como más de dos meses. 

- No encuentro un nuevo trabajo y me he enfrentado a la incomprensión de la gente. 

- La podóloga resultó ser una pseudo psicóloga que cree que la autoestima es proporcional al peso. 

- Muchas personas que me molestan están bien y siguen vivos. Bueno, alguien tiene que hacer el trabajo sucio. 

- No me hablaron mucho los amigos... sospecho que tengo que limar asperezas. 

- El imbécil con el que salía, resultó ser eso, un imbécil. 

- Me dieron de regalos pura basura. 

- Nuevamente haré una dieta... bueno plan alimenticio (realista), lo cual me caga. 

- No hubo buenos programas y las temporadas estuvieron flojas en todos sentidos. 

- Observé que los doctores son idiotas y algunos residentes más. 

- Descubrí que tengo que buscar cosas para mí, en trabajos, en clases, en la familia. 

- Estoy estancada en mis proyectos. 

- Descubrí que muchos hombres son unos malcogidos, misóginos, que usan al sexo como moneda de cambio y forma de presumir lo que no son y lo que no tienen. 

- Tengo deudas. 

Cualquier cosa, estaré trabajando, este blog no ha dejado de funcionar, supongo que habrá nuevas experiencias y quejas para llegar a la entrada número 300. Así que habrá que solucionarlo pronto y ver qué sucede, porque aún tengo mucho para dar. 

Y siempre tengo mi entraña y mi cabeza, y mis ganas de escribir, que eso de darme un balazo en los ojos pasará cuando esté muy borracha y feliz, no por obra de imbéciles por los cuales brindo. 

Sin más, ese fue mi año de mierda, les invito a compartir el suyo. 

2 Canciones con filosofía: Runaway

No puedo decir que Kanye West es un crooner, un artista, un rapero, un diseñador o un músico... pero es lo más maravilloso que escuché cuando iba a la preparatoria. 

Fui a verlo y quedé impresionada, no se si era forma o fondo, pero era un gran artista. Cantaba con la entraña, vivía para causar controversia, pero era él. No fue lo mejor, pero siempre fue auténtico.

Kanye, jamás vi tal dinamismo, tal ayuda del diseño y de las emociones para hacer música: él gritaba, hablaba de todo, se metía con todo, se autoproclamaba Jesús. A mi me impresionó, me cautivó y encontré en sus letras una catarsis. 

Tal vez soy algo ignorante, tal vez mi conocimiento del rap se pierde en Kanye West. De hecho, me gustaban mucho Public Enemy, Cipres Hill, L Cool J, Beastie Boys y 2Pac... pero había algo en ese hombre tan altivo, orgulloso, temerario como ignorante; era genuino y era como yo. 

Ambos decimos cosas que no debemos, ambos no aceptamos nuestros errores y seguimos creyendo que somos unos genios todo el tiempo, siempre pensamos que somos el nuevo Shakespeare, queremos que todos nos aplaudan y queremos que se nos reconozca como lo más impresionante de nuestro tiempo. Cuando siempre tomamos malas decisiones y la verdad, sólo nos han salido bien una o dos cosas. 

Recuerdo esa época en que Kanye era mi grito de guerra, lo que vociferaba llenaba mis oídos y mi ira, recuerdo que no era una buena época. Me habían insultado tanto, que llegué a creerme lo que decían y empecé a actuar en consecuencia. Lo que enojó más a mis agresores, porque ahora era una imbécil que había abrazado su destino, su condena. No puedo explicar el poder que se siente, es como si empezaras a vivir para otros, pero les arrebataras ese poder y empezaras a renovarte. 

Tal vez, de tanto insultar a Kanye, él se siente con todo el derecho de seguir siendo un cretino, después de todo ¿qué más se puede esperar de él? ¿qué más podía hacer? Cuando te lo han dicho tantas veces, ya no sabes ni que pensar de ti mismo, ya no sabes si creerlo o no. 

En mi caso, siempre recordaré cuando me obligaron a sentarme a la mesa con una persona non grata para mi, recuerdo que comí y no me sabía a nada, me dieron regalos que yo no quería, me obligaron a estar ahí cuando sabía que era un estorbo. Cómo me hubiera encantado desquitarme. 

Pero siempre brindo: por aquellos imbéciles, aquellos pajeros, aquellos idiotas que quieren que no corra, pero yo tengo un plan: correré más rápido que ellos, siempre más rápido, tan rápido como pueda. 

Cada vez que veo eso, recuerdo por qué soy así de cretina: nunca me escuchan, siempre es más importante guardar apariencias, siempre es más importante creer cosas de otros que de ti y siempre es más importante ser un imbécil, un pajero, un estúpido. 

Lo único que tengo que decir en este año de mierda es que correré muy rápido, para que esas cosas no puedan alcanzarme. 

Felices fiestas. 


2 Canciones con filosofía: That's Life

Así es: en esta maravillosa sección del blog, Frankie viene a poner orden. Dale Frankie, que es mi crooner favorito después de Dean Martin y de Tony Bennet... integrante de Rat Pack; Seth Macfarlane tiene un registro similar al intérprete de Fly me to the moon. Todo lo que toca Frankie, lo llena de clase. 

Mi historia es que sólo conocía las canciones más populares: My way, New York, New York; Something Stupid... pero vaya que tiene muchas maravillas, como esta que aparece en The Goodphilosofellas. 

En el programa de Cheko Záun, escuché la historia de Frankie... llena de sufrimiento, de triunfo, de genialidad, de soledad, de amor y fama. Frankie era maltratado por su madre, de milagro se salvó de morir, estaba marcado: del rostro, del corazón. Pero también fue nominado y ganador, de un Óscar por From Here to Eternity, en la cual estaba mucho mejor que Montgomery Clift. 

De personalidad arrolladora, todos han puesto su voz para hacer duetos con él, todos lo ven como la imagen del éxito, todos quieren imitar su estilo, hasta weyes que no cantan como Buble. Frankie es la imagen de la elegancia, de un ganador. 

Esta imagen de ganador, contrastaba con los sufrimientos de su vida. Cuando lo dejó Ava Gardner, Frankie cayó en una fuerte depresión, pero se levantó para triunfar en la actuación y la música. 

That's life, grabada en una época difícil para Frankie, molesto por regresar a grabarla, pero eso es lo que tiene que hacer un cantante: hablar de su sufrimiento con verdad, revertirlo en forma de un himno para todos aquellos que pierden, que han estado arriba y abajo. 

Quisiera dedicar esta canción a una persona muy importante para mi: para Andrea... a la cual no siempre trato de la mejor manera, pero es la única que ha estado conmigo. Ha sido todo: estudiante, empleada, capturista, adjunta, abanderada, chivo expiatorio, amante, ocasionalmente la novia. Ha sido títere, indigente, pirata, poeta, peón y rey. 

Pero tengo que reconocer que, aunque chocamos, siempre la he querido, me gusta y siempre intento que sea feliz, pese al mundo, pese a que otros quieran pisotear su sueño. Sólo le puedo decir que este mundo sigue girando. Y que aunque no esté abajo en enero, subirá en junio. 

Y quiero decirte que te voy a cuidar, te voy a regalar ese muñeco de Silverio y verás que seré más amable contigo. Aunque estemos enojadas, siempre voy a estar contigo, por lo que voy a intentar tratarte bien. No dejes que nadie te maltrate, ni siquiera tu misma. 

Y aunque a veces quieras renunciar, tu corazón no te dejará: porque eso es la vida, eso es lo que dicen las personas. 

Así que, querida, quiero que lo intentemos otra vez: la diferencia entre un año de mierda y un buen año, es un corazón como el tuyo. 

Felices fiestas philosofellas. Ojalá se dediquen una canción, un buen día, cuando haya tenido un éxito y un fracaso, yo se las cantaré. 





Mi cena con André o todos somos Wallace Shawn

Con la novedad que vi Mi cena con André, creo que si hubiera sido de mis películas favoritas, este maravilloso blog se llamaría Mi cena con Andrea. 

O creo que no. 

La película trata de Wallace Shawn, un modesto actor que se reunirá con André Gregory, un director que ha pasado un año en contemplación y que adquiere otros conocimientos sobre el mundo. Wallace, al contrario de André, es mucho más pragmático. 

Honestamente no fue lo que me esperaba... todo el tiempo pensaba en un argumento, algo que me pudiera decir esta película, célebre por sus temas filosóficos y porque, en muchos momentos, los protagonistas André Gregory y Wallace Shawn, están equivocados y acertados a la vez. 

Si, hubo cosas que me gustaron, me conmovieron, pero no la disfruté tanto, no lo sé... creo que es por los personajes, porque esperaba más contenido en esa cena, o porque estoy tan acostumbrada a ello, a argumentar, que ahora lo veo como una especie de conversación común... no lo sé. 

Cada vez que escuchaba al cosmopolita André, quería aventarle mi zapato a la computadora, no quería escucharlo. No se si por prejuciosa, pero creo que la postura de André no es realista. Sin embargo, hace que Wallace se abra, aún en su pequeño mundo, sabe qué botones presionar para que él hable, para que sienta y se vea a sí mismo. 

Todos somos Wallace Shawn

Pero Wallace Shawn, Bertram en Family Guy (Victory shall be mine!), es sensible, mundano, profundo, conciso, razonable, maestro, plausible en sus argumentos... André es como esos maestros sabelotodo, que te dice cómo huele la Capilla Sixtina y bebe champagne. Wally Shawn, aunque guiado por André, es mucho más aceptable lo que ha dicho, porque lo vive, sin tanta contemplación, es un gran contrincante y un gran complemento. 

Además de que tiene las mejores frases de la película: Antes, cuando era niño, recuerdo que mi vida estaba llena de comodidades, de lujos y de viajes en taxi. Sólo pensaba en el arte y en la poesía, ahora sólo pienso en dinero. 

(A André, después de hablar sobre si renuncia o no a su frazada eléctrica) No, André, el mundo es un lugar muy duro como para renunciar a las pocas comodidades en la vida, yo no pienso renunciar a lo que tengo para una nueva experiencia. 

Cada frase de la boca de Wallace es cierta: cómo lo miran, cómo piensan de él y todo lo que ha respondido. El hombre común, el verdadero mundano, se observa y se lee en Wallace, no en André. André es el que guía la plática, Wallace la aterriza. 

Para mí, en esta etapa de mi vida, ganó Wallace Shaw, siento y pienso como él. Soy Wallace Shawn. 

Como datos curiosos, hacen una parodia en la serie Community, con Abed y Jeff, la cual se torna algo incómoda. También, en las primeras temporadas de los Simpsons, Martin Prince se encuentra jugando un arcade de mi Cena con André. Gran chiste que me gustó haber recordado. 

https://www.youtube.com/watch?v=V91Y7MRw7eo



martes, 29 de diciembre de 2015

Melancolía en una celebración solitaria

A los 20 años, en su casa empiezan a apestar - dijo la sabia maestra para motivarnos a hacer nuestra tesis. Creo que sabía demasiado, a mi me dio en donde más me duele. 

Con las celebraciones, uno recuerda lo que vivió... desde las veces que no tuvo el regalo que esperaba, hasta las veces en que te obligan a sentarte a la mesa con personas que no quieres y que no son bienvenidas en tu vida o en tu casa. 

Uno recuerda ese tiempo vago en donde había una aparente felicidad, antes de que finalmente salgan los problemas, te echen la culpa, descubras que te odian en secreto... si la familia se elige, en verdad que no serían las personas que tienes ahora. 

Y la navidad se basa peligrosamente en el anhelo: un buen día estarás con los quieres, vas a salir de aquí, vas a irte a Los Cabos, vas a comer ahora si como quieres y recibirás ese regalo que tanto quisiste. 

Todo el tiempo me la paso anhelando, en lo que hago, en lo que termina esta época. Es la primera navidad que paso sin un ser querido. En unos años, mi familia no será como la conozco. 

Vienen nuevas y mejores cosas, pero también vienen nuevas dificultades, nuevos retos, más enemigos... ni qué hacerle. Las cosas mejores son las que ponen todo en perspectiva, las que uno se procura, lo que a uno verdaderamente le importa, los que en verdad quieren estar contigo: eso alivia la melancolía, eso hace que salgas de tu casa cada día, que te levantes, aunque sea a las doce del día, a hacer y a trabajar, a poner en marcha proyectos. 

Y siempre están ahí para que uno saque fuerzas de flaqueza, la motivación no existe: uno hace las peores cosas, las mejores cosas, es un cretino o un ganador y lo hace sin motivación aparente. Es una falacia. 

Pasen felices fiestas, anhelen no basados en lo que no existe, sino en lo que tienen, en quien está a su lado, qué es lo que más quieren. En mi caso, me quiero más yo que a la gente que está alrededor, me pega más no tener dinero que comer todo lo que quiera, me gustaría ir con mis amigos a los cabos. 

Y si eso implica sudor, lágrimas, esfuerzo, que corra, yo soy más fuerte que otras cosas y que las circunstancias. Soy tan obsesiva como Howard Hughes. 

El peligroso anhelo se puede volver realidad, la melancolía es lo que tenemos 

jueves, 24 de diciembre de 2015

Llenos de comida

No es un día de regalos, ni de la familia, ni mucho menos una festividad religiosa: es un día de la comida, como toda festividad, como todo lo que se precie de tener la abundancia como bandera. 

La Navidad... esa fecha en que pensamos más en lo que vamos a comer, que lo que haremos, en donde el pensamiento mágico abunda de una manera encantadora, pero que siempre termina con deudas y sobrepeso. 

Todo son recetas, comidas, trucos para no subir, ensaladas, trucos para comer menos, trucos para bajar el empacho... combinación de los tres grupos mágicos de alimentos: azúcar, grasa y sal. Oímos estadísticas, seguimos comiendo, no pasa nada.

Puestos de múltiples colores: tortas, ensaladas cremosas y llenas de fruta, helados, hamburguesas, tacos al pastor, tacos de cabeza, panes de dulce y de sal, hot dogs, pasteles, chocolates, gelatinas, buñuelos, pozole, café, ponche, atole y guisados con muchas calorías... parece que uno se asustaría con la variedad, pero no: no puede detenerse, se le antoja todo, come lo que no debe, come a todas horas... todo está a flor de piel, por lo que es muy fácil tomar malas decisiones. 

La comida: ese extraño elemento. La comida es medicina, es consuelo, es protección, es amor, la comida sigue en los recuerdos, no siempre es el recuerdo mismo. La comida es objeto de culto, celebramos con comida, nada marca más la abundancia como que haya mucha comida. 

No todos los obesos están enfermos, muchos son por falta de actividad o por comer mal, otros comen poco, pero a veces comen por ansiedad, por consuelo, por calor. ¿Quieres que una persona cambie de ánimo, quieres conocer cómo se ve y se conduce? Observa cómo es cuando no come y cuando acaba de comer.

No tendríamos por qué vincular emociones o sentimientos a la comida... pero es en gran medida lo que hacemos, lo que podemos hacer... no comemos conscientemente, comemos para llenarnos, para no sentirnos mal. Si fuera tan sencillo, todos los cuerpos serían iguales. 

Ojalá funcionaran los pequeños trucos, yo he intentado de todo: comer con la otra mano, escribir lo que comí, sustituir un producto por otro natural o uno de menos calorías... ojalá funcionara porque he visto que la gente delgada no hace tales charadas. 

Y si es culpa del entorno o de otra cosa... no lo se, no podemos suplantar todos esos puestos de comida por puestos de ensalada, no podemos prohibir ni regular la comida chatarra... tal vez ni siquiera nos llenemos. Sólo podemos decidir, entender que nos llena, que nos come a nosotros, con qué nos sentiríamos cómodos o medianamente satisfechos. 

Son pocos los placeres de esta vida... es comprensible que comamos para consolarnos, que la comida sea de lo más universal, necesario y asesino. Es posible que no haya sensaciones iguales, tanto dañinas como saludables. 

Y el balance... no es hacer dieta, comer bien es un aprendizaje... y como tal cuesta años, es ensayo y error, hay distintas maneras, es mediante inducciones, razonamientos, análisis, pruebas. 

Recuerdo que desde hace mucho tiempo renuncié a la comida rápida... principalmente a los empanizados tipo KFC... la razón fue porque me sentía terrible, lo que al principio era un festín de calorías, después se volvió gelatina de salsa en mi estómago, dolores y una sensación de quemazón en el estómago... las fresas significaban para mí un montón de granos en la lengua, con el vino me salían ronchas... Aprendí a cuidarme y evité todos esos alimentos. 

Además preparo una ensalada de pollo con pedazos de naranja, lechuga nuez y queso. Me gusta el agua de alfalfa sin azúcar, bien fría, papaya antes de comer salsa de habanero y comer frutas congeladas: una pitaya es deliciosa, más que un mango, un higo es una delicia. El salmón es mejor que el roast beef. 

Pero me costó mucho hacer todo eso... porque yo no lo sabía, y porque no me daba la oportunidad de comer otras cosas. Me costó cansancio, una gastritis e inflamación. 

Sin embargo... miro a todos lados, tengo que aprender a vivir con ello, la comida es como el argumento del mal, la peor viene fue hecha por los hombres, nosotros interferimos, nosotros queremos cosas, sentir, tener sabores en el paladar, nosotros podemos tener avances, pero estos avances conllevan grandes sacrificios. 

Estamos llenos de comida, queremos comer, pero no sabemos cómo hacerlo. Habrá que aprender de la forma más difícil, que es enfrentando nuestra hambre, no sólo llenándonos o autoengañándonos. Tenemos que comer.  

lunes, 14 de diciembre de 2015

El de izquierda, el de derecha y el que dona

El dinero es libre empresa: hasta la fecha no se le puede criticar a alguien por comprar un kilo de chicles en vez de un kilo de frijoles. No es obligación de un hijo ayudar a los padres, como de los padres ayudar al hijo. El hecho de comprar, la motivación del hecho de comprar, responde a razones morales, a veces éticas, a veces egoístas. No siempre, si no es que la mayoría de las veces, es una elección racional. 

Las personas de izquierda están de acuerdo en que el gobierno provea de salud, vivienda, educación, servicios y asistencia a las personas. Es por tanto obligación del gobierno que haya hospitales, alumbrado, escuelas con mobiliario, transporte y formas para adquirir una casa. 

Las personas de derecha, suelen pedir la limitación del gobierno. Un gobierno no debe exceder más su poder en la vida de los ciudadanos: no debe entrometerse en los negocios, el campo, el transporte ni recursos para la escuela. No abusar en la recaudación de impuestos y que las personas hagan su propio trabajo. Lo más que podría hacer el gobierno es poner drenaje y alumbrado. Que deje hacer y deje pasar. 

Las personas de izquierda a veces mezclan sus creencias con las personas de la derecha. Es cierto que se puede ser de izquierda con tendencias liberales, o liberal de derecha. Se puede ser de izquierda radical y confundir la seguridad con la vigilancia excesiva de los ciudadanos. Se puede ser de derecha y estar a favor del aborto, ir a la iglesia, pero no creer en el populismo ni en ningún fanatismo.

Y se puede ser de izquierda y pedir que se limite al gobierno, que aumente la fuerza policial en las manifestaciones, usar ropa de marca y vivir en zonas residenciales increíblemente caras. Se puede ir a restaurantes. Se puede ser de derecha y trabajar toda la vida para que en días festivos se tengan celebraciones buenas. 

Pongo de ejemplo mi propia postura: soy liberal con tendencias de izquierda. Quiero que se limite al gobierno, que no interfiera en la educación, ni en las televisoras, ni en las garantías individuales, creo que el hombre es libre y que tiene que decidir sin presiones. Quiero, por otra parte, que se le brinde asistencia a las personas: desde seguros de desempleo y de salud, yo si pagaría impuestos para que sean mejores. Y creo que la empresa privada tiene que ser con miras a lo social. Alternativas mixtas financieras, para el pequeño crédito hasta los grandes empresarios. Creo que los recursos son libre empresa. 

Vuelvo al punto que destaqué en el primer párrafo: el dinero es libre empresa. El que dona tiene que hacerlo porque quiere hacerlo. Tal vez, una consecuencia es que se sentirá mejor consigo, deducirá impuestos, le pasó a una persona que conoce o simplemente quiere ayudar. En todo caso: QUE SEA PORQUE QUIERE HACERLO, SIN COACCIÓN.

El que dona tiene un derecho: a que sea respetada su cantidad a donar (cualquier ayuda cuenta), a que el dinero vaya a donde tiene que ir y, si tiene que comprobarlo, los medios sean eficientes. La contabilidad esté hecha y se usen honestamente los donativos. No es por ser de izquierda o de derecha, es trabajar honestamente. 

Pongamos el ejemplo del padre de la iglesia que se compra gustos y regalos con el diezmo: si yo supiera que el padre ha hecho un buen trabajo, tal vez no estaría molesta como parte de la feligresía. Por otro lado, me gustaría que mejor él fuera más honesto con sus necesidades y su cumplimiento de votos. Tal vez entendería si dijera qué hace. 

Por otro lado, si estaría a favor de revisar la contabilidad de instituciones como el gobierno, la iglesia, la escuela, las instituciones de caridad. Eso si me gustaría que fuera transparente. 

Pero no criticaría a quienes donan, ni haría un escándalo si hacen campañas ruidosas o con buenas intenciones. Si hacen un buen servicio, con el tiempo se verá. Si no lo hacen, también saldrá a la luz.

Es bueno donar si se está convencido de ello. También si se ha comprobado lo que hace a quien se dará el donativo. Lo que desapruebo es confundir creencias, inventar teorías, la incesante conspiranoia y el deseo de que otras personas sean perjudicadas, aunque tengan buenas intenciones. 

Y no olvidar que si nuestras creencias coinciden con la izquierda, indudablemente coinciden con el cristianismo: tener todo para todos, que cualquier persona goce de salud, vivienda, vestido, educación, alimentos; que haya igualdad. Si están con la derecha, permean con un pensamiento más conservador, pero que se encaminan a la libertad del individuo, a los valores de la iglesia y de la persona. 

No pidamos cosas que no coinciden con nuestras creencias. Analicemos primero de dónde viene esa aportación, para quién es y si valdrá para lo que hace. No hagamos lo que es contrario a nosotros. 






sábado, 12 de diciembre de 2015

Canciones con filosofía: Christmas (Baby please come home)

Presentando a Darlene Love

Darlene Love es una cantante que solía hacer mancuerna con Phill Spector, el productor de esta canción. Love fue maltratada por Spector, lo que la hizo retirarse de la música por un largo tiempo pese a su talento. Tuvo muchos trabajos, incluso llegó a ser empleada doméstica. Love tomó coraje cuando, al limpiar el baño de una de las casas en que trabajaba, escuchó su canción en el radio. Y empezó a buscar el éxito que en ese entonces se le había negado. 

Por desgracia, el camino no fue fácil, porque no era común que una corista o cantante menor (había estrellas como Aretha Franklin, Dayana Ross, en esa época), ganara fama tan rápido. 

El recién retirado David Letterman, fue quien le daría a Love la oportunidad de cantar su famoso tema, cada año, en el Late Night. Desde los ochenta, sería una tradición del programa y porque Letterman afirmó que es la única canción de navidad que realmente disfruta. 

La historia de Darlene Love se observa en el documental 20 feet for stardom. Y tiene un final feliz: ingresó al Salón de la Fama en 2011; Bruce Springsteen le produjo un disco y cantó algunos temas con ella. El disco se llama Introducing Darlen Love, como puse de subtítulo en esta entrada. 

De la historia de Darlene Love, la moraleja es que si deseas algo, se consigue con trabajo duro y con un equipo que reconozca tu talento. Basta una buena canción, una gran voz y buenos amigos, para ser inmortalizada. 

De la historia de la canción... Vaya, no estoy segura. Es obvio que es para un amor, ese alguien especial para la persona que lo canta... Pero ¿y si fuera para un padre? 

Es la primera navidad que paso sin mi papá... aún no he madurado y todo me lo recuerda. No quiero predisponerme, pero la verdad es que se siente todo demasiado. Falta él, lo que hacía, cómo me ayudaba, cuando íbamos al centro a comprar sus velitas. No hay día que no lo extrañe, o alguna canción, un olor, una circunstancia me lo recuerde.

Y es que lo quería mucho... con él todo era diferente, la casa se sentía diferente. No sabe la Navidad igual, y ninguna celebración.

Él salía a los cohetes, comía helado de chocolate como un niño; le dábamos regalos como camisas y sábanas de franela, pero también chocolates finos, arándanos y turrones, que comía él solo y nadie más. Así era él y lo extraño. 

Apenas el año pasado estaba con nosotros, pero un feo día de junio todo cambió, de un día para otro se puso mal... una cosa llevó a la otra. Desvelos, enojos, frustración. Él se deprimió horriblemente. Lentamente fue deteriorándose... y se fue. 

Y yo me siento muy sola, muy triste. No es una depresión, pero si es una tristeza que me invade. No pienso medicar mi tristeza, ni evadirla, ni taparla hasta que explote. La voy a aceptar, me voy a hundir en ella hasta dejar de sentirme triste. Voy a llorar hasta que me seque o hasta que ya no pueda más. 

Ahora la pena es muy grande y tengo fe que un día dejara de doler. Sigo pidiendo al cielo que por favor, por favor, vuelva a casa... la Navidad no será lo mismo sin él. 

Luego recuerdo que no volverá, al menos no en la forma que quiero. 




martes, 1 de diciembre de 2015

Cuando tener sexo se volvió complicado III

Esta es mi gustada sección en donde hablo de temas no filosóficos, en un blog supuestamente de filosofía, pero que está lleno de chismes. 

Ahora, más chismes, pero con una moraleja. 

Sucede que prefiero el celibato... mas bien, no quiero estar en circulación por un tiempo, un largo tiempo. 

Y antes que me pongan o digan comentarios, me anticipo (ya la has visto, pues como es no me extraña, qué preocupado me tenías, ni que estuvieras tan buena... y demás bajezas que me han dicho).

Lo que descubrí, más bien, estaba por todas partes fue lo siguiente: 

Por más accesible que seas, más apertura que tengas, más complaciente busques ser... Los hombres no lo son. 

Recientemente sucedió lo de Charlie Sheen, ¡vaya noticia! Pero en vez de indignarme a lo tonto o de pensar mal de él... simple y sencillamente dije, NO ME EXTRAÑA. 

¿Y por qué? Porque la diferencia entre Sheen y los hombres, al menos los que conozco, es que el tiene dinero y fama. Los otros no. 

Sheen es el tipo perfecto para una fascinación sexual: macho, irreverente, que no le preocupa nada, que no se calla y que, pese a que la cague descomunalmente, se siente un triunfador, un ganador, que cree que nada le va a pasar. Que no hay consecuencias. 

Si yo les platicara de la cantidad de machos que me ha tocado conocer, que arguyen las siguientes razones: 

- Con condón no se siente nada... pierdo la erección. 
- Es que con condón no puedo 
- ¿Qué problema con que te pegue algo? ¿De algo te tienes que morir no?... Esta, sin comentarios. 
- Ni que estuvieras tan limpia
- Es que se resbala... clásico. 

Y mientras, friéguense otras... 

Aún se observa, pese a la liberación sexual y a la información, una bola de machos que han secuestrado el sexo, el placer sexual de una mujer, la apertura para escuchar y hablar, la accesibilidad para intentar cosas nuevas. 

Y por desgracia, una ya no desea volver a conversar, salir, ligar, intentar conseguir una cita y un momento placentero. Ni siquiera es moral, ni siquiera es guardarse para alguien más especial. Es simplemente no querer escuchar, ni aguantar, tantas estupideces. 

Yo quiero sexo seguro, estoy harta de que exijan una supuesta limpieza cuando ellos no practican higiene sexual. Harta de que se metan en mi intimidad cuando sólo es para juzgarme como persona, en vez de un propósito lúdico en el sexo. Harta de que manden, que ellos sean los que siempre quieren, llamen, tienen la última palabra, mientras que una es una muñeca inflable y cuasi estúpida. 

Yo defiendo el sexo casual, el sexo sin compromiso y el sexo con servicio de citas rápidas. Lo que no soporto, es que cualquier imbécil que lo busca en los mismos sitios, quiere imponer sus reglas, vivir sin consecuencias y ejercer violencia sexual con el pretexto de que si una mujer está ahí, tiene que aguantarse. No es justo. 

Si eso se tiene que soportar para tener algo de sexo... renuncio, no me interesa. No vale la pena intentar. 

Y lo peor es que hay miles de pruebas, de que los mismos que piden fidelidad están en portales de sexo casual, en donde exigen prácticas riesgosas, invitaciones a fiestas, miden tus aptitudes como si fueras una actriz porno... Ugh, prefiero darme un balazo en medio de los ojos. 

Y si una los escucha y comparte cosas con ellos, las divulgan, hablan de ti, eres una prostituta. Pero si una no comparte con ellos, no ha intentado algo, entonces ¿qué sabe hacer, qué es, qué hace? Si no soy un pinche perro. 

Empiezo a pensar que años de insatisfacción, en sus expectativas, no en el sexo mismo, es lo que propicia que sean unos cretinos con las mujeres. Creen que encontrarán a una actriz porno, que no le importen sus enfermedades (porque de seguro es inmune a todo), que no le importe si es casado o comprometido, creen que no importa si le dicen que es especial, aunque esté con otras mujeres esa misma semana y todas den asco. Quieren a alguien que no piense y que exista por medio de ellos. Quieren un sexo simulado, pero que ellos sientan real, como la pornografía misma, sólo que lastimando a una mujer que sólo quiere estar con alguien. 

Sigo sin entender por qué de repente ponen tantas trabas, que si el físico, que si las prácticas sexuales, que si los lugares para convivir, que si platicas un rato, conoces a alguien y ves si te gusta. Con cada cita, esto ya no es excitante, sólo estás a la espera de lo que te vayan a decir, de cómo te van a juzgar, a atacar. Castran nuestro deseo, nuestras ganas de volver a ver a alguien más. Es cansado. 

Hoy es el día mundial de la lucha contra el sida. Una enfermedad devastadora, no por los síntomas ni la discriminación... sino por los prejuicios y las creencias idiotas de la gente, que se siente aliviada porque no se cuida, no hay consecuencia, que cree que hablar con alguien no es esencial para que se sienta cómodo, que cree que el sexo es idéntico a las películas porno: sin protección, sin acercamiento, con gente aceptable; que cree que los demás no merecen respeto, ni siquiera para hacer que se sientan bien. 




martes, 24 de noviembre de 2015

Experiencias agridulces en el arte

Inspirado por Avelina Lésper. 

Pues este blog es el permiso que tengo para contar mi vida descaradamente, mejor eso que en un salón de clases o en un libro publicado. La verdad es que esas experiencias son gratis, como este medio de difusión. 

El 23 de noviembre estuvo Avelina Lésper en Dispara Margot Dispara. Me puse a leer su blog: www.avelinalesper.com. Primero iba a poner sus 10 entradas que más me habían inspirado, pero, como es mi blog (joke) quiero primero hablar de lo que me ha causado su lectura. 

Lésper escribe con la razón y se te va a la entraña: sus argumentos son provocadores, vinculan la ética con la belleza, con la educación, con el rigor y el sufrimiento que implica ser bueno en algo, hacerte bueno en lo que haces. Y no sólo escribir blogs de tus experiencias que eran, originalmente de divulgación de la filosofía. Autogol. 

Para empezar... creo que he perdido mi sentido del blog, es también una terapia para mi, por lo que he hecho mucho lo de escribir con la entraña y despedazar lo que no me gusta con palabras. De cierta manera, muchas páginas son un vertedero personal, pero a medida que dejas que avance, te conoces, ves cuáles son tus lugares comunes y qué haces al respecto. si te indignas, eres la víctima, buscas otro camino o estableces que es un pseudoproblema. 

Ciertamente a medida que leía a Lésper, venían muchos recuerdos a mi mente: cosas que hice, con quienes conversaba, lo que yo pensaba... luchas que tenía conmigo y con otros, motivaciones en un rincón de mi cabeza. Por eso hago esta lista. 

¿Por qué en el arte? Ya he hablado de otras experiencias que he tenido, pero es cierto que un filósofo tiene que estar en contacto con su sensibilidad, con la belleza. Ir a los museos, tratar de ver todo, de entender todo, de saberlo todo. No es lo mejor ni lo más sano, es un trabajo que alguien tiene qué hacer. 

Entonces, eso ha sido lo que viví, y evidencía mis lugares comunes, lo que he confirmado con el tiempo, lo que he de cribar si quiero seguir viva. Esto es lo que experimento con el arte 

1. Cuando vi el retrato de la madre de Alberto Durero. El realismo, los ojos, las arrugas, la expresión de la madre del artista. Durero pintaba la belleza en la vejez, en el paso del tiempo. Es la primera imagen que viene a mi mente cuando se habla de representación, de retrato. Durero les gustaba a personas con las que ya no hablo, pero estaríamos de acuerdo en la sensibilidad que despierta el artista. 

2. La Capilla Sixtina. Es un lugar común, pero no puedes creer, en verdad, que exista una obra de arte de tales dimensiones, con tantos detalles y estudios, que no servirían cien vidas para verla. Tu mundo es otro, cambia tu visión, te desafía. Miguel Ángel es el artista y se convierte en referente de lo que es una obra magnífica, de lo que es el cielo en la tierra, del mundo que no puedes ver, salvo que un artista te lo describa, te sensibilice. 

3. Gombrich. No existe el arte, sólo los artistas. Busqué a Gombrich de mala gana, esperando entenderle. No le entendí: la primera frase hizo que me jalara de los cabellos, que me enojara, que mi neurosis y prejuicios salieran. Con el tiempo, dejé de ver los dibujos, leí el texto, comprendí la belleza y la divulgación. La divulgación la hace el erudito, el que sabe todas las respuestas, el que ha visto y leído lo mejor. Tal es lo que quiero hacer. Gombrich nos ofrece la Capilla Sixtina de los libros de arte. 

4. Monty Python. Ahora, algo completamente diferente. Monty Python fue mi grito de guerra en la comedia desde que iba a la primaria. Me encantaba sus números musicales, el sinsentido, los cuestionamientos, la irreverencia. Fue mi primer acercamiento con risa, con lo diferente. 

Roberto Gómez Bolaños me parecía repetitivo, el humor mexicano, lo que sea que eso signifique, se me hacía de tirar la piedra y esconder la mano, de abusar del diferente, de sublimar la homosexualidad. Monty Phyton era, es, brillante, resiste el paso del tiempo, lo vuelves a ver, te vuelve a interesar. Los chavos el 8 y Chómpiras, los comediantes y escuelitas con buenorras te aburren pronto. 

5. Ron Mueck y el pretencioso filósofo. Hace no mucho tiempo, me enamoré y encapriché con un tarado pretencioso, que sabía latín, griego y teología. Pensaba que me ayudaría, pero sólo quería manipularme como a sus otras cinco mujeres y su esposa. A ese le gustó lo que llamaría La Techne Mueckiana. (Risas) 

Pero a mi me desagradó, me parecía que Mueck exaltaba el discurso de la soledad, que lo magnificaba y lo hacía sofocante. Estaban bien las obras... pero nunca me convenció. Me parecía que era redundante: ya sabemos que estamos solos, que nos carcome la angustia, que somos frágiles ¿por qué reproducirlo?

Por fortuna, Avelina Lésper hace un argumento similar al de Kant en la Crítica del juicio: por más que reproduzcamos la naturaleza, nunca podremos plantear una igualdad entre objeto y reproducción. Si dos objetos tienen las mismas propiedades, entonces son el mismo.

La obra de arte es bella, pero Kant, siempre sagaz y retador, postula que la naturaleza es sublime, inimitable, es nuestro primer contacto con la belleza y la grandeza de este mundo. 

La supuesta techne mueckiana (pretencioso hasta su madre suena eso), es una reproducción similar a la de un museo de cera, es increíblemente obvio, es redundante: todo esto ya lo habíamos visto, ya lo sabemos, no agrega nada al conocimiento. 

Y eso que él se quería comprar el pollo para su sala o cocina. Que naco resultó un lasallista de instituto. 

6. Carlos Amorales. Con él y con el hombre del que hablaré a continuación, me parece que son los que me ayudarían a conocer el arte contemporáneo, como problema, discurso y elemento del capitalismo salvaje. 

Amorales es un gran diseñador, pero no es un artista. Sus instalaciones me parecen buenas, me parece que él tiene algo que lo distingue de los otros. Y es su cercanía con los músicos y sus viajes a Europa. Me parece que se ha rodeado de personas que piensan igual que él y que requieren de sus diseños, pero no es un artista conceptual ni contemporáneo. 

Aún así, el conejo de Silverio, los diseños de las camisetas de Julián Lede y las portadas de los discos, me parecen fuera de serie, diferentes y bien logradas. Aquí una muestra de la incidencia de Los Nuevos Ricos: 

http://www.claudiopoleschi.com/en/exhibitions/past/carlos-amorales-e-julian-lede-nuevo-ricos/press-release 

Una catedral tapizada de pósters, luchadores y Silverio. Algo nuevo estaba pasando. 

7. Julián Lede. Ha expuesto en Amstérdam, en Berlín, en Viena, en Londres. Incluso se ha ido de gira a Europa con el mejor proyecto que ha creado: Silverio. Con él aprendí que el arte no tiene discurso, es también entraña, ira, furia y salvajismo. 

Obviamente, al principio pensaba que los Nuevos Ricos eran un montón de niños bien que querían hacerse los nacos, los kitsch y los artistas. Pero ellos sabían perfectamente lo que proyectaban: que eran un producto, que no cantaban, que no sabían hacer nada. Sin embargo, era una crítica al nuevo mercado de la música. ¿Por qué si una disquera hace los productos y abusa de los cantantes de plástico, qué sucede si eso puede ser un movimiento contracultural? Julián Lede lo hacía con irreverencia, cinismo, con la crítica a los falsos ídolos, en uno de los eslabones perdidos del rock mexicano. 

Después de Titán, el talentoso compositor volvió en una forma menos racional. Se había convertido en una bestia, que sudaba alcohol, que insultaba al público, poseído. Con un diseño de imagen que recordaba al pachuco y con un comportar similar al del peladito de Samuel Ramos. 

Silverio combinaba estos elementos con comedia estilo Andy Kauffmann, su performance nos mostraba a los mexicanos como somos. No imitamonos ni nacionalistas, éramos groseros, albureros, mienta madres y enojados con todos. Eso es México. Y que un performancero nos los diga y le aplaudamos como poseídos, representa que nos seguimos aplaudiendo, como masa. Nos celebramos a nosotros, no a Silverio mismo. 

Lo que me llama la atención es que el proyecto de Silverio se ha gestado con los años, más de diez años, y parece que se perfecciona y se adapta con el tiempo, lo que no ha cambiado es nuestra capacidad crítica, parece que seguimos en el mismo discurso. Y Silverio es aquel que nos ha dicho la verdad. Puede que Silverio sea efectista, pero Lede es un artista y ese performance es su obra de arte en constante perfección. 

Sobre su estancia en Europa: 

https://247bombthemuseum.wordpress.com/tag/silverio/page/2/

8. La educación. ¡Pero si estamos hablando de arte! Y es la educación en lo que mas adolece. En este apartado me di cuenta de muchas cosas: 

a) El arte no es algo serio, ni que valga la pena ser enseñado en una escuela. 
b) El arte es, o bien superficial, o bien para personas que tengan dinero.
c) El museo es una institución solemne, increíblemente aburrida, con horarios más rígidos que la iglesia. 
d) No podemos divertirnos con el arte, ni con su divulgación ni su enseñanza. Cierto es que el arte requiere de invención, pero también de sufrimiento y frustración. 
e) La insistencia por seguir modas, en vez de ser crítico y de atender los problemas de tu realidad. Al igual que Lésper, así es como se gesta el acoso escolar: un supuesto grupo cree que tiene la verdad de algo, cree que tiene la razón en todo, y hacen todo lo posible para que las personas que son diferentes, que no piensan como ellos, sean eliminadas, perseguidas, acorraladas y humilladas. 

Ahora, eso no tiene que hacer en nosotros asesinemos el pensamiento crítico, ni que seamos autocomplacientes. Se trata de buscar otros caminos y trabajar más, siempre más que los otros, siempre buscando decir lo que queremos y valiéndonos de nuestros recursos. Puede ser que quien esgrime las críticas tiene razón, pero esas se contrarrestan con el tiempo, con trabajo y con argumentos nuevos. 

9. El cuidado del cuerpo. Cuando leí de Lésper que el cuerpo es nuestro medio para experimentar, para las experiencias, para poder entender... creo que me di de topes contra la pared. Sigo obedeciendo a mi ego y a los falsos dilemas del cuidado del cuerpo. Tacho de superficiales a quienes lo hacen, me creo intelectual por justificar mi pésimo estilo de vida y mi falta de cuidado. Cuando la verdad si tengo que hacer algo por mi, por mi salud. 

A la mierda los discursos que es bajar de peso rápido, para atraerle a gente que no le atraes, que no te respetaría de todas maneras; a la mierda aquellos discursos de superación personal, de autoestima psicópata y narcisista. El cuerpo tiene que cuidarse porque es nuestro único medio, no somos todo cuerpo, pero no podríamos vivir sin nuestro cuerpo. No es superficial cuidar el cuerpo: es un asunto de disciplina, de no caer en el autoengaño, de ser conscientes que no hay respuestas rápidas. Sólo una forma de elegir nuestro cuerpo y de cuidarlo, y no es la fácil ni la inmediata. 

Bien lo dice en su blog: los dolores del alma se sufren en el cuerpo. 

10. La trinchera, de José Clemente Orozco. Ese mural me embelesaba: mostraba a un México derrotado, un México bélico, salvaje. Pero Orozco contrasta la muerte con el cansancio: los soldados caen, vencidos, pero también se desfallecen de tanto pelear. Esa pintura evoca en mi lo que significa el nacionalismo. 

11. James Ensor. Yo vi la exposición de Ensor cuando estaba en la secundaria. Me encantaban los grabados: en las procesiones había mucha gente y esa gente se dibujaba con pocos trazos. Era un manejo de la simpleza, pero también de la fealdad, de lo que no te gusta ver, eso que eres tú, pero que a la vez te confronta contigo. Recuerdo mucho el cartel de la exposición en donde eran unas personas de las procesiones, pero cuando entrabas era apenas un dibujo del tamaño de una postal. Ahora eran unas personitas y Ensor te obligaba a poner atención. 

No hay un deleite con la fealdad, hasta que miras a Ensor. 

12. Picasso, tauromaquia. Al igual que Ensor, los trazos parecen sencillos, pero hay una gran complejidad en cómo se forman las ilustraciones: son apenas unas pinceladas. Pero la disposición es magistral. Uno las intenta reproducir y no puede, no se pueden falsificar, no se pueden dibujar. Picasso tenía cierta economía, genio y fuerza expresiva. Al igual que el escritor que con pocas líneas logra transmitir sus ideas, el con unas pinceladas transmite lo mejor de una escena, de una imagen. Nos obliga a observar. 

Hay un cartel publicitario, que por desgracia no he podido encontrar, en donde las letras son posiciones de los toreros hechas con apenas algunos trazos: te vuela la cabeza el genio de Picasso, la composición, el diseño. Lo que me da elementos para el siguiente punto. 

13. La publicidad. La publicidad sería una nueva forma de arte, no tiene discurso, plantea otros mundos, posibles o imposibles; abre una pared, incluso el cielo si es un espectacular, mejor que un cuadro. Se sirve del art decó, de los monumentos, del cine, para plantear una imagen que en verdad nos dice algo, una imagen que todos podamos entender y que no depende de la verborrea que dice Lésper. Los artistas está ahí: creando, usando las tecnologías, haciendo del medio el mensaje. 

Mad Men lo describió de manera muy sutil, tanto que necesitaríamos una re-lectura, pero la publicidad mueve los hilos de nuestro pensamiento. Se va a lo más pedestre y lo convierte en necesidad, en condición sine qua non. De la que después se sirve el arte contemporáneo.

Lede y Amorales hicieron el compilado Nuevos Ricos: en pocas copias, con portadas extravagantes y música que sólo pertenecía a quien pudiera pagarla. Con ello criticaban a los magnates que pagaban por cualquier cosa, el estatuto era la rareza para vender una idea, un concepto. Algo que no entendían, pero que sólo gustaba. Lede y Amorales venden buenos productos, sin importar el discurso. 

14. Frida Kahlo. Yo comparto la perspectiva de Lésper de que Kahlo no pintaba bien, era un arte ególatra, lleno de sufrimiento. Si algo me molesta de las personas que crean es que usen el sufrimiento para causar lástima, que pidan limosna de algo que tiene que ser dado. 

Es terrible que el estereotipo mexicano sea esa pintora o una especie de Beatriz Paredes, con pelos en la cara y con un vestuario que ni en las películas del Indio Fernández, es terrible que ella nos represente como mujeres, como artistas, siendo que no sabía pintar y que su vida y su desgracia rara vez se reflejan en su arte. 

15. La fealdad. Si bien la belleza nos hace sensibles, la fealdad nos hace poetas. Cuando la vemos nuestra mente viaja, nos obsesiona, nos abstrae. No es esa fealdad que nos lleva al desprecio, a criticar al otro por disminuirlo, a proyectar nuestros problemas en el otro. 

Es una fealdad que deseas ver, porque algo te prende de ella, hay una fascinación, una idea que te da vueltas la cabeza. La fealdad es necesaria, sin ella se acaba el movimiento, el diálogo. Con ella coexiste la belleza. La fealdad está en Sade, en los grabados en donde había demonios, en los grabados de Ensor, en la muerte y en las deformidades. 

Cuando vemos las imágenes de los monstruos, de los supuestos fenómenos de circo; de los trastornos y animales feos, de las personas de las que se ha hecho burla, vemos algo que nos confronta con nosotros, que es diferente, que añade algo que no estaba antes. Ser feo es distinguirse de los otros, es romper con lo establecido. Los cánones de belleza, ante la fealdad, son mera ilusión. 

16. La disciplina. Crear, cualquier cosa, es un asunto de paciencia, de tiempo, de intentar y fracasar. No es asunto de autoestima, de no estar cansado, de que no te duela, que todo sea lineal, bello, maravilloso y de dieces. Nunca dejará de dolerte. 

Busco la disciplina, porque pensé que era bueno que no la tuviera. Lo peor fue cuando vi que se me había olvidado algo: la broma era yo, una persona que no tenía el control de su vida, que pasó de libertaria a irresponsable. Que no tiene cuidado de si. Que no preserva su salud pero que desea hacer todo lo posible con su vida. 

No se por qué demonios se cree que el arte no requiere disciplina para entenderlo, para hacerlo o para acercarse a él. Que todo es un maldito juego, que nada merece jaquecas ni estudios serios, ni argumentos. No se por qué dicen que todo es libertad cuando lo que se trata es de asesinar la capacidad crítica posible. 

Son demasiados recuerdos que movió Avelina Lésper. He estado leyendo su blog, y esporádicamente veo una entrada, otra, otro argumento, movimiento, cosas con las que yo no estaba de acuerdo y que de repente cambiaron. Porque eso es lo que hace un buen crítico, un buen escritor: explica, te hace pensar, hasta te conmueve con las palabras. Y ya que ves su discurso, puedes llegar a un acuerdo con él. 

Sin más, los invito a que escriban sus experiencias, a que observen lo que sintieron esa primera vez en que se les pervirtió, con una nueva idea. En mi caso fue el arte, en otros casos tal vez sea otra manifestación. 

martes, 17 de noviembre de 2015

Grandes maestros directos

Dice Mortimer Adler que hay dos tipos de maestros: 

- Indirectos. Los cuales son aquellas personas que nos enseñan algo (sean autores, cineastas, creadores), que no se encuentran con nosotros en el aula. Ya sea porque han fallecido o porque no será posible discutir sus enseñanzas de manera personalizada. 

- Directos. Aquellos con los que de hecho podemos tomar una clase, ya sea en persona o comunicándonos con ellos, en una conversación, un curso o clase magistral. 

Esta lista es para mis maestros directos. Aquellos que me enseñaron algo, pero que también me salvaron... de mí misma, de las catástrofes, de elegir lo incorrecto o lo fácil. 

Obviamente, son más de la carrera de filosofía, pero también hay unas cuantas excepciones, que me mostraron que: 

a) Lo que ellos enseñaban valía la pena
b) Me mostraron que se gana más escuchando que atacando
c) Nunca fui su mejor alumna, ellos no necesitaron decirme nada, con su trabajo duro fue mi cambio. 

Así pues, espero sea de su agrado. Quiero aclarar que no menciono a los malos, ellos no tienen espacio en mi mente ni en mis líneas. Quiero recordar a los buenos, porque saben 

1. Lupe. Era una maestra de español de la secundaria. Fue la primera que me dijo que su hijo sentía celos de mi... lo cual era un gran halago, pero después pude sentir como es no cumplir con las expectativas de tu mamá. Cuando ella me lo dijo, no pude comprenderlo, pero fue algo que me hizo sentir importante. 

Era bueno hablar con alguien que fuera diferente a todas las maestras estúpidas de la escuela, que aplaudían el acoso y que tenían una doble moral tan grande como su frigidez y un cerebro tan cerrado como su ano. Esa maestra nos ponía a leer y analizar Canek, un poema de libro. También leíamos poesía, separábamos endecasílabos y entendíamos cómo era que funcionaba el español. Yo disfrutaba sus clases, disfruté mucho cuando leímos y analizamos el poema El Rey es el dinero, entendí tanto ese día, y escribí como nunca había escrito antes.

2. Federico. Era mi maestro de guitarra, teoría musical... y de pedagogía hardcore. Me enseñó algo muy cierto: si quieres que alguien considere sus decisiones, escúchalo. 

Era un caluroso día de verano, bueno, no lo recuerdo, el maestro Federico nos llevó a una excursión al Conservatorio. Pasamos por Polanco, dimos vuelta en donde no era, vimos las instalaciones. Ese día, algunos chicos encontraron su vocación: la música. Otros como yo aprendieron una lección. 

Años de que se rieran en mi cara de todo lo que quería ser (cantante, músico, comediante, escritora, etc.) me hicieron huraña con las personas que de hecho me apoyaban. Eso me hizo acrítica cuando trataba de ver un problema, de entender lo que hacía. Federico hizo algo que nadie había hecho por mí: me dio voz. ¿Quieres saber lo que es ser músico? Vamos al conservatorio, observa que todos leen nota, que tienes que aprender a tocar, a interpretar y saber que la música no es fácil. Por mucho que te guste. 

Federico hizo algo que otros no: me dio opciones, perspectiva, la información que necesitaba para elegir lo que YO QUISIERA, y no dejar que los otros decidieran por mi. Me hizo saber que yo no era buena para la música, que necesito entender qué es lo que se necesita antes de aceptar algo que probablemente no quiera. En vez de burlarse de mi, habló conmigo, me escuchó y me mostró lo que me esperaba. 

Por eso lo recuerdo siempre... gracias Fede. 

3. Ariosto. Él me dio las mejores clases de bioquímica y de química orgánica que pude haber recibido. Su explicación sobre la molécula del alcohol y su implicaciones en las adicciones, el cuerpo y la industria, me hizo considerar que la ciencia es importante y que su forma de explicar las cosas es muy acertada. Además su metodología era muy eficiente, sus clases se pasaban rápido y sentías que las podías recordar por siempre. 

4. Hugo. Fue a maestro con el que pasé cálculo y me enseñó que las soluciones que son rápidas en matemáticas, no siempre tienen que ser aburridas. Además de que me dejaba participar y siempre se mostró muy abierto a mis dudas. Me hizo saber que un buen maestro no sólo significa mejor economía, sino mejor rendimiento. 

5. Lily. Algo que siempre me pasa es que tengo amigos y enemigos con el mismo nombre. Lily es de las mejores maestras que he conocido. No sólo me recomendaba películas y sus clases eran las más estimulantes del cch, sino que me dio confianza, me ayudó a no sentirme sola ni vapuleada por otros. Me ayudó a entenderme y me ayudó a ver la doble moral que hay en otros, aunque todo el tiempo quieran hacerse pasar por muy maduros, muy inteligentes o muy liberales. 

Siempre la recuerdo como una de las más guapas y maravillosas maestras que he tenido. No era fea y aburrida como las pinches viejas de la secundaria, ni era mucho menos una persona que odiara en secreto... era cálida, siempre tenía una buena palabra para mi y siempre me animaba a seguir intentando. 

6. Paco. Un maravilloso maestro de filosofía. A diferencia de los otros que eran idiotas que se fusilaban los cursos, reducían los problemas, complicaban inecesariamente los problemas, estaban resentidos, acosaban a los alumnos, eran prietos o eran unos fracasados, etc., etc., etc., Paco era exigente, enseñaba a la gente y detectaba a los farsantes, como yo. 

Pasé mucho tiempo enojada con él, porque prefería a unas gordas y feas que eran unas matadas... estaba muy celosa. Creí que teníamos una conexión especial por ser filósofos... pero no era cierto. De hecho, él siempre se burlaba de mis participaciones, no reconocía mi trabajo y nunca saqué un 10 con él. Era terrible. 

Pero un día nos encontramos en el ágora y se sorprendió, no daba crédito que yo estudiara filosofía. Fue un hombre fantástico conmigo y desde ese entonces todo empezó a cambiar. Me aconsejaba con mi tesis, me escuchaba y me ayudaba con actividades en las que no tenía experiencia. 

Siempre me encantó su personalidad, aunque no congeniábamos. Siempre supo que yo era una farsante, una desordenada, una mujer que tomaba pésimas decisiones. Y aún así me aceptó, me ayudó y me dio su mano. También era cálido y era maravilloso, siempre con algo bueno para mi. Que de aquí no salga, pero me lo imagino como Nathan Lane, así que si filman mi autobiografía, tengo que darle el papel. 

Una cosa más, cierto día me dijo que si yo hacía lo que quería, si quería ser libre, entonces me esperaba la soledad, fue algo que me temía porque ese día me habían desairado. Pero cuando me liberé de esa persona y de todos los que no me aceptaban, me sentí feliz y no me importaba más estar sola. De hecho supe, gracias a que él lo hizo consciente, que me prefería más a mi, que a otros. 

Y ahora, echemos un vistazo a los de la universidad. 

7. Lulu. Al igual que Paco, nunca congeniamos, ni congeniaremos. Me exigía demasiado, sacaba 6 con ella, nada estaba bien. Pero ese dolor, esa exigencia, hizo que me acordara para siempre de sus clases, de los argumentos, de Boghossian, de McGinn, de Conee y Sider, de Lewis. Ella sembró la semilla de la filosofía analítica. Siempre la respetaré porque ella me enseñó la claridad, el trabajo duro y el sentido del humor de un analítico.

8. Fernández. Con él, adivinen, reprobé teoría del conocimiento. Fue la primera que abandoné... pero él me enseñó metafísica, posibilidad, concebibilidad y el argumento de Kripke. Me dolió mucho no sentirme capaz, de hecho lo llegué a despreciar después. Pero él me cambió y me enseñó, pese a que no fui la mejor. Gracias. 

9. Morado. Un honor estar con este gigante. Que nunca abusa de su estatura para verte despectivamente por encima. Este si es un lógico de verdad y no un personaje imitamonos. Él fue lo mejor que me pasó desde que aprendí a derivar con trucos. Él me enseñó a ser rigurosa, a arreglarme para eventos especiales y llegar puntual a las cosas QUE ME IMPORTAN. Es un gran maestro, que si enseña lógica y ética. Algo de lo que se olvidan lo que estudian lógicas raras. 

10. Jesús. Él pudo haberme ayudado a concebir la tesis que rechazó un maestro de lógica por sus razones personales. Este maestro es muy exigente, muy estructurado. Muchos lo consideran cuadrado. Mas es de lo mejor de la facultad y de Tezonco. Te motiva a interesarte, te ayuda si no entiendes y nota cuando no pones la suficiente atención. Hace que te acuerdes de Frege y Russell para siempre. 

11. Morales. El maestro que enseñaba por discusión filosófica, no por tema. Él me enseñó la importancia de los continentales y su diálogo con los analíticos. Pero no era una enemistad, era un devenir. Apasionado, argumentaba con fuerza y si no entendía tu punto te discutía. Pero todo con razón. 

12. Xochitl. Le debo a esta maestra muchas cosas... el haber sido tolerante y el haber hablado conmigo de lo que pasaba con mi papá. Nunca me atacó por dedicarme a la filosofía analítica, como muchos de los compañeros hacen. 

13. Ezcurdia. Otra maestra con la que reprobé. Me enseñó a hablar con propiedad, a argumentar con el uso de términos y a leer muchas veces, hasta que entendiera. Otra más que me preparó para la filosofía analítica. Con Francois Recanati observamos el término archivos mentales. Siempre recordaré a Kaplan. 

14. Molina. Él es un profesor de latín y griego. Me salvó de profesores con ética reprobable, me recordó que no hay que cargar la mano a quien está peor que nosotros. Me mostró que no valía la pena fijarse en mantenidos. Y que lo mejor era que me aprendiera a amar y a aceptar. Habló conmigo como persona, no como académico. A él le debo que sepa de Adler, de van Doren, del poder de la lectura, de los Remedios del amor de Ovidio. 

15. Arroyo. Gran maestro. Simple y sencillamente, me salvó de desertar la carrera. 

Con él tuve mi primer 10. Aprendía de ciencia, de filosofía, de divulgación, de Darwin, de Llyell, de Cereijido, de lo que sería mi tesis. Con él aprendí a reevaluar las situaciones, a dejar de estar aterrada, a entender antes que renunciar a las cosas. Gran filósofo de la ciencia, gran maestro. Gran persona. 

16. Arteaga. Yo tenía un prejuicio. Y era que lo que él enseñaba no me serviría para mi área. Pero él implementó una serie de problemas y de recursos para que yo me interesara en su clase. Le debo haber leído los ensayos de Montaigne, a Lacoutour, y un poco releer a Gombrich. Siempre ha sido muy tolerante conmigo, con él he hablado y bromeado como pocas veces y hace de la filosofía moral un laberinto por el que es agradable perderse. 

17. Vargas. Él es, sin duda, mi maestro favorito. Él me salvo de algo que tanto temía: me salvó de mi misma. 

Cuando lo conocí, estaba encabronada. Era un mal día, como todos, estaba triste, frustrada, todo estaba mal. Y él, con sus palabras, su tono de voz apacible, su presencia, su conversación... me salvó. Hizo por mi lo que nadie: tomó mi dolor y lo convirtió en un plan de acción. Para que dejara de flagelarme, de necesitar, para que empezara a hacer. 

Con él conocí a Pennac y me reconcilié con Nietzsche. Con él revaloré a Nicol y reeleí a Husserl. Mis dudas las contestaba con paciencia, siempre me explicaba cosas y siempre era muy específico. Sería incapaz de faltarle al respeto, porque él nunca me haría nada. Confío mucho en su juicio, siempre me gusta hablar con él, saludarlo, me encantaría que fuera mi amigo. Y si no lo es, pues también es bueno conocerle. 

Siempre trato de llevarle regalos... no por ser una lamebotas, (no lo soy, con muchos maestros de esta lista, salvo algunas excepciones, he perdido contacto), porque cada vez que recuerdo lo que hizo por mi me doy cuenta de que tengo deudas que nunca podré pagar y que siempre estaré agradecida de que me ayudara y que hizo todo lo que estuvo en sus manos para que viera mi potencial, en vez de sentir lástima por mi misma. 

Siempre fue cálido, generoso, educado. Sabe ser un maestro y sin duda es un gran filósofo. Si es que me llega a leer, siempre recordaré que: 

...lo que uno ama, aquello para lo que ha nacido, se encuentra fácilmente: las almas emparentadas se saludan incluso desde lejos. 

De científica a filósofa

O bien, esta entrada debería llamarse: cosas que me interesaban antes de entrar a la carrera de filosofía: 

Recuerdo que pasé por mi etapa escéptico-atea-cientificista-destructiva-nihilista. Fue muy gracioso cómo pasó: leía a Nietzsche y después de saber que la religión no aportaba nada, ni esperanza ni sentido, ni había nada además de nosotros... pues abracé la ciencia como segunda religión, perdón, como nueva fe... ¡Perdón! nuevo credo o doctrina para explicar mi existencia... bueno, saben a lo que me refiero. 

Antes de querer ser filósofa, quise ser muchas cosas: científica, astrofísica, estudiar ciencias de la tierra (lo que sea que eso signifique), gimnasta o patinadora en hielo, ingeniera de sonido, guitarrista, reportera, conductora, pirata, poeta... no, esa es la canción de Frankie. 

Pero algo pasó en esos años por los que no pude concretar esos sueños. Y es porque apesto en la mayoría de las cosas que me propuse. Otras, pues fue así como preguntarle a un niño: quiere ser todo pero no tiene ni idea de qué hacer y de seguro terminará haciendo algo muy mediocre, como filósofos que escriben blogs y que hacen chistes muy malos. Dios me libre. 

Quería ser como Leonardo Da Vinci, no el de esa serie tan mala, quería interesarme en todo y hacer todo. Hacer música con la ciencia, y después irme a enseñar a todo aquel que se dejara. Porque era mi trabajo. 

Siempre tendí al todo, pero por alguna razón siempre me iba por hacer lo que yo quería y lo que me diera libertad. 

En fin, estas son mis profesiones frustradas: 

1. Astrofísica. Yo admiraba mucho a Sagan y a Asimov. Hubo un tiempo en que quise estudiar ciencia (lo que sea que eso signifique), para ser como ellos. Pensaba que algo tan abstracto como la física era mi segundo lenguaje. Pero como nunca aprendí matemáticas, ni fue algo que me interesara mucho, pues ya no podré ser la nueva Stephen Hawking. 

2. Científica. Iba a ser militante como los cuatro jinetes del ateísmo... Iba a explicar que el mundo se podía comprender en base a la ciencia. Quería establecer fórmulas y experimentos para todo, hacer medicamentos, patentes, tener mi propio programa de divulgación en donde hablara de lo que la gente cree. Mas como que se atravesó el gusanito de la música y la verdad la ciencia que enseñaban era una porquería. 

3. Guitarrista o músico. Quería combinarlo con la carrera de física, porque quería estudiar el trabajo del gran Julián Carrillo, el sonido 13, a través de la física. Cuando lo externé se burlaron de mí: me dijeron que no se podía y que Carrillo sólo hacía ese tipo de música porque tenía la suerte de tener dinero. Mi sueño de tocar la guitarra persistió, pero la verdad ahora quiero ser como Julián Lede. 

Mucho de lo que influyó en esa decisión fue que alguien me escuchó y me llevó al conservatorio, y ahí supe por fin que... apestaba para la música, no quería tocar en una orquesta y no quería reprobar teoría musical ni dedicarme todo el tiempo a tocar. Quería tocar porque me gustaba, no por ir al límite como el de Whiplash. 

4. Pastelera. Quería aplicar conocimientos de repostería y con ellos explicar la bioquímica y la energía y la química de la alimentación. Hacer cosas dulces pero sanas. Obviamente, si quieres algo dulce y sin culpa es con frutas y verduras, y en realidad la alquimia de la cocina es un pretexto para hacer recetas raras y caras. 

5. Ingeniera de sonido. En si quería saber de acústica, una rama de la física y componer piezas como la de John Williams. De hecho creo que quería ser así porque, como ingeniero siempre tienes trabajo, podías hacer algo muy chido en los conciertos, podías convivir con el grupo en cuestión... y, porque un ingeniero de sonido fue el que hizo la pieza de Los Locos Adams. Nuevamente, se rieron en mi cara y me dijeron que podría trabajar en un Steren o jalar cables. 

6. Comediante. Ese sueño persiste, pero quería hacer algo tipo George Carlin o Tim Minchin... muchos de mis comediantes favoritos son ateos, y también es cierto que se alían con científicos para poder hacer crítica y comedia. Pero es cierto que respeto las creencias de la gente y a veces se me dificulta conciliar aunque sea con la comedia. Cabe señalar que tengo muchas inseguridades por ello. Y que la comedia siempre se trata de vencer obstáculos, no de crearlos. 

7. Gimnasta o patinadora. Siempre me gustó vestir trajes pegaditos y hacer acrobacias. Y que todos vieran mi gran forma, gracia y movimientos. Recientemente Sunny Lane me hizo reconsiderar esta decisión. 

No, pero ya en serio, no me gusta mucho el deporte ni la práctica. Yo he practicado deportes que... bueno, las cosas no siempre salen como uno espera, pero lo cierto es que nunca me visualicé como deportista realmente. 

8. Bióloga marina. Este lugar común, es creo todo lo que las niñas quieren ser, o las personas que no tienen idea de lo que implica. Obviamente me gusta mucho esa carrera porque estaría en contacto con el mar, iba a entender cómo es que los animales vivían y cómo es que funcionaba la naturaleza. Lo cierto es que: 1, no creo que se trate de esto, 2,no creo que haya un buen campo de trabajo (triste pero cierto) y 3, ni siquiera me gustan los animales. 

Además, creo que muchas veces queremos estudiar las cosas porque sabemos que salieron bien para alguien que si tenía vocación en primer lugar (los que se encargaron de Buscando a Nemo estudiaron biología marina y se asesoraron para construir el escenario, Carl Sagan resultó buen comunicador como científico). Pero lo cierto es que tenemos que entender que estas personas no siempre buscaban prestigio, dinero, reconocimiento o caer bien a todo mundo, pensaban en algo que nosotros no: HACER SU MALDITO TRABAJO BIEN. 

Finalmente, creo que puedo cambiar de opinión muy rápido... o que las cosas que creía iban orientadas a una inquietud que no murió con los años. Tal vez, la filosofía dio voz a todos esos pensamientos, que me permiten investigar lo que quiero, afirmar lo que yo soy y entender el por qué de mis creencias. 

Y quizá, sólo quizá, tenga un día un programa de divulgación, en donde le enseñe a quien se deje, tenga una sección de cocina, de ciencia, de biología marina o baile, un monólogo de inicio y cierre con un número musical. Tal vez un día. 

Y si no, me conformo con ser filósofa: porque cada día agradezco que elegí esa carrera antes que otras, agradezco que elegí todas las artes liberales en una. Y la que las originó en primer lugar.