viernes, 25 de julio de 2014

28 Gigas

Supongo que es momento de desprenderse de ciertas cosas que hacen daño, que no siempre es bueno ver cuando estamos abatidos. Si es cierto que tenemos que enfrentarlas, pero no tenemos que soportar cosas que no estamos dispuestos. 

Tengo que quitar una cuenta de correo y honestamente, me sentí como en una mudanza: un espacio de internet es una habitación vacía, la cual llenas con tus fotos, con tus mensajes, con libros y con toda clase de tonterías, importantes para ti, pero tonterías al fin y al cabo. 

Lamentablemente lo encontré... decidí hacer una cuenta en Skype y vi a su desagradable persona... recordé que me ofendió, me lastimó y me hizo creer que tenía esperanza. Perdí muchas cosas por estar con él, como mi respeto. 

Lo único que pude sacar de esta experiencia, fue no idealizar a personas, a no creer en personas que nunca creerían en mi, a no confiar en el primero que me diga que le agrado. Porque es posible que nunca haya sentido nada por mi. 

Fue una experiencia desagradable: nos insultamos, nos espiamos, nos perdimos todo el respeto... a mi me parece uno de mis peores errores. 

Pero creo que la mejor venganza para él fue mi éxito: que no me dejé caer, que no permití que me afectara más. Porque él no es dueño de nada, ni siquiera sabe manejar su vida. 

Conocí a personas que trataban con él: sencillamente eran patéticas, necesitadas de atención y amor, víctimas de todo... ridículas. Yo no soy así: seré lo que sea, seré mucho peor, pero no me voy a dejar. 

Yo dije que no: no a ser humillada, no a perder mi respeto y no a rogar a una persona que sólo manipula para sentir que tiene algo qué hacer; no a un perdedor que utiliza y que es un fracasado, un chupasangre que no tiene ni idea de las consecuencias. No quiero estar en esa habitación: ya la vacié y dejé todo. 

Sin más, él es 28 gigas de desperdicio, en un espacio que no voy a llenar con inseguridades, es hora de crecer, de dejar atrás la pésima escuela, los amigos que ya no desean estar contigo, las ilusiones y las ideas que no volverán. Es hora de crecer y dejar atrás a un enano emocional, que no merece la pena. 

Al menos yo se qué es lo que no funciona y no soy como esas personas, las peores a mi parecer, que creen que hacen el bien, pero son malas por dentro. 




Canciones con filosofía: My eyes adored you

En relación con el post anterior ¿por qué no puse la interpretación de Frankie Valli de Can't take my eyes off you? ¿Por qué no analicé esta canción de la cual todos hablan y hablan pero que ya nadie escucha ni deconstruye? Quizá porque esta pieza está en un nivel más profundo de los sentimientos. 

Si bien Can't  take my eyes off you es la declaración de amor y veneración a la persona más amada, esta canción es la continuación: cuando pasamos por el enamoramiento y comprendemos que queremos envejecer, estar con esa persona, tener su amor para siempre. 

La persona en cuestión es el amigo, el amante y el enamorado a primera vista y al que nunca dejaremos de amar. No siempre fue fácil la vida junto a él, pero nos da el cariño y el hogar que buscamos. Junto a él nos hacemos alguien: el que queremos ser. 

Este sentimiento viene desde que somos niños y la persona en cuestión ni se imagina cuánto la queremos. Que estamos tan cerca y tan lejos de ella. Algo trágico, pero una bella forma de amar a la vez. 

Es el deseo, el anhelo de enamorarse de esta forma... de entender nuestros sentimientos y emociones cada vez que la representación pasa por el ojo: esa adoración, quizá si viene de la primera vez que lo miramos. 

Y sabemos que, una vez que fue así, nuestros ojos lo adoran. Cómo quisiera enamorarme así, lo digo en serio. 



lunes, 21 de julio de 2014

Jersey boys o la música es la cura

Frankie Valli es uno de los mejores cantantes de todos los tiempos: recordamos su voz en canciones como: 

- Can't take my eyes off you. El cual es la declaración de amor por excelencia
- My eyes adore you. Canción dedicada a su hija Francis. 
- Oh what a night. 
- Who loves you. Con los Four Seasons
- Crease, de uno de los mejores musicales 
- Workin my way back to you. Interpretada en versión disco por The Spinners 
- Sherry, con los agudos más difíciles que he escuchado 
- Walk like a man, otra más de los Four Seasons

¿Qué hace a un artista? Su timbre de voz, la forma en que canta, sus amigos, sus asociados, sus ideas acerca del trabajo o de la familia. Su forma en que alcanzó el éxito. En el caso de este largometraje del director Clint Eastwood, la exposición se torna en que hay momentos para cada uno de estos factores. 

Jersey Boys es la historia de Frankie Valli, Nick Massi, Tonny DeVito y Bob Gaudio. Es una historia de amistad, fama y del hombre que se hace a sí mismo, la vida personal, el precio de la fama y la soledad. 

Frankie Valli es un muchacho trabajador con una gran voz, pero sus relaciones personales no siempre terminan bien: aunque su amigo Nick es un visionario, siempre se encarga de los negocios y de las trastadas que persiguen a Frankie. Aunque lo protege, casi siempre abusa de su bondad y confianza, lo que hará que Valli descubra otro lado de la fama. 

La narrativa es ágil y está aderezada por los grandes hits que hizo Bob Gaudio principalmente inspirado por la literatura y por el gran talento de Valli como intérprete. Literalmente, los Four Seasons son unos hit makers: uno tras otro colocaron cuatro éxitos con la ayuda de Bob Crewe, su productor. 

La música es la cura 

Una de las secuencias más emotivas, es la que siguen los éxitos de Valli como My eyes adored you y Can't take my eyes off you: detrás de todo éxito, del talento y de la persistencia del vocalista de este grupo, había un hombre marcado por la tragedia y por la fama; encontramos a un Francis Casteluccio, al hombre que creyó en sus cualidades, pero que sufrió por hacerse de un nombre y de un gran éxito. 

Can't take my eyes off you, reitero, la declaración de amor por excelencia, es la consagración de Valli, el artista: aquel que puede convertir su dolor en amor, aquel que crea con sus dotes lo que pueden hacer personas que trabajan para él. Gaudio siempre se convenció de que era el momento de Valli, porque era más que sólo los Four Seasons. 

La película nos recuerda que la música se compone: de intérpretes que trasciendan el paso del tiempo, de sentimientos, de amor y dolor (más que de razón y fórmulas), de relaciones entre personas con diferentes visiones de la vida. Y que la música forma parte de un gran escenario que es nuestro mundo: un mundo casi tan compuesto como la pieza misma. 

El musical es el gran género norteamericano, porque en él se encuentran las historias convenidas en canciones, en asociaciones con la vida y las ideas. Más que el western o los géneros de acción, el musical es la extensión de la ideología americana: la que funciona con el ánimo de los deseos. 

Y Valli nos hace querer desear, con sus canciones, ser amado o ser recordado en esa voz, que dio forma a nuestros sentimientos. 




domingo, 20 de julio de 2014

Mitos y realidades de los filósofos

Tomando la tradición de los tabloides y de la crítica con todo el escarnio posible, hago llegar a ustedes una serie de estereotipos, tonterías y verdades sobre nuestro respetable oficio y profesión. Este es un blog de divulgación y supongo que se tienen que hacer de vez en cuando estas ridiculeces. 

Empecemos ya. Y recuerde: lo más doloroso de los estereotipos, es que son ciertos. 

1. Los filósofos no se preocupan por el mundo externo. Mito, aunque algunos niegan el mundo externo (partiendo de la premisa, plausible, de que ES UNA MIERDA), los filósofos interesados en temas políticos, históricos y sociológicos, si que se interesan de lo que pasa en ese espacio abstracto conocido como mundo. A veces es bueno fijarse en él, pero únicamente para cosas que te interesan o que lo justifican. 

2. Los filósofos son gente buena y amable y cálida. Bullcrap, es decir. Mito. Aunque negamos la competencia, generalmente siempre nos medimos (filosóficamente hablando, aunque también parecen concursos de virilidad de cantinas). Siempre medimos lo inconmensurable y esa competencia muchas veces es evidenciada sin la mayor discreción posible. Hay una descalificación a mujeres que se quieren dedicar a la filosofía analítica, a los filósofos analíticos, a los de derecha (al menos en doctrinas económico - políticas), a los que no son dóciles y a los que hablan de sexo. Bueno, eso es en todas partes, eh. 

3. Los filósofos son rectos en hábitos... Mito. Aunque hay caricaturas de filosofía analítica = rutina, la verdad es que tendemos al desorden, al cambio de horario, al ser calmudo (tomarse el tiempo, pues) a la vagancia, a la necesidad compulsiva de decir algo y a ver series y cine como práctica de campo. Lo que el libro no dice, en la pantalla aparece (guiño). 

Se dice que la procrastinación (la postergación, pues) es el enemigo del hábito, pero, como engendramos paradojas como ideas... pues la procrastinación es EL HÁBITO del filósofo. Es en donde encuentra su expresión. 

4. Los filósofos trabajan en la política. Verdad. Es cierto que la aspiración de muchos es destruir el sistema desde adentro, pero también quieren hacer ciencia política y ser personalidades polémicas. 

5. Los filósofos saben más que tú. Verdad. Cuando estás en un grupo, tiendes a volverte acrítico sobre sus límites y detractores. Lo defiendes la mayoría de las veces y quien no, casi siempre es más tonto (o menos brillante), que tú. Siempre queremos, me incluyo, demostrar que pensamos más, que vimos otra cosa y que lo nuestro si que sirve. Lo que me lleva a: 

6. Los filósofos son raros. Verdad. Todo gusto exquisito y peculiar puede encontrar mercado en los filósofos: ¿qué otra profesión te da el permiso de ser raro en gustos? ¿Qué otro grupo puede ser tan diverso que se funde en una pizza de tonalidades varias? Que yo sepa: si usted sabe filosofía es raro. Lo que lo convierte en una persona normal, con mucha información. 

7. Los filósofos no sirven para nada. Mito y realidad. Todas las ideas, conceptos y seguimientos son incipientemente filosóficos, pero esto engendra una paradoja: la filosofía está en todo... que está en nada a la vez. Sirve para todo, pero no sirve para nada. Este apartado no lo puedo contestar, tendrás que averiguarlo por ti mismo y ver si la paradoja se diluye o nunca se resuelve. 

8. Los filósofos son una secta de comediantes. Verdad. En especial porque se toman muy en serio: sus ideas, sus intereses, sus tesis... cuan Silverios se dicen iluminados y se creen parte de la aristocracia del pensamiento. Pero esto se diluye con sus aficiones y con la personalidad estándar reflejada en sus distracciones. Truco gratis: si quieren saber qué es lo que detesta un filósofo, fíjense en el discursete que defiende, ejemplos: 

a) El mundo es racional = son un desmax, necesito estabilidad. 
b) La lógica es la reina = irracionalidad gobierna (y es más interesante) 
c) Autogestión = los locos dirigirán al manicomio
d) Soy liberal = soy conservador
e) Quiero ser un educador = puto el que pregunte
f) Tenemos que clarificar el discurso para que no se pervierta = me creo mis propias mentiras / trago mi propia mierda
g) Darle voz al que no la tiene = digo lo que se me da mi gana, para ser más inteligente
h) La filosofía es ciencia = estoy aterrado porque no creo en lo que hago
i) No hay sentido = creo cualquier cosa
j) Soy diverso y tolerante = bienvenido a mi dictadura
k) Soy muy raro = soy una persona normal, que le aterra la diferencia, como a todos
l) Sé más que los demás = no quiero aceptar que soy muy estúpido a veces
m) Soy ciudadano del mundo = ¡¡¡¡viva México cabrones!!!

Muchos de mis compañeros me ayudaron a ver este punto. Gracias, los recordaré a veces y luego nada. 

9. Los filósofos no tienen vicios. Mito... Nuestro vicio puede ser pensar abstracto, tener ideas raras, hacer de la contemplación un trabajo. Pero siempre se disfraza con sustancias propias del vicio: alcohol, mariguana, café, cigarros y el polvo blanco que nos vuelve súper imparables: el azúcar, claro, en todas sus presentaciones. 

10. Los filósofos son incomprendidos, adelantados (o atrasados) a su tiempo. Mito. Si deseas entender algo y eso encuentra sentido en el tiempo presente, entonces está vivo, si tú eres el emisario, entonces eso no se olvidará. Incomprensión es una licencia romántica para una figura idealizada: mucha de la gente con la que convivimos nos entiende y a veces discrepamos porque estamos de acuerdo en lo básico. 

11. Los filósofos son tontos. Verdad. De vez en cuando nos damos tiempo para ser complejamente estúpidos: en una línea, en cierta oscuridad, en la poca plausibilidad o en el goce del hombre común, que tiene de filosófo lo mismo que nosotros. 

12. Cualquiera puede ser filósofo. Verdad, pero esta verdad sólo se encuentra en el corazón del hombre: en el que quiere saber, quiere darse cuenta de que está equivocado, el que encuentra fascinación en el mundo y en las ideas. El que hace todo de donde nada hay. Ése cualquiera puede serlo. Y tú también. 

13. Los filósofos son vulgares. A huevo, verdad, mil disculpas. Explicar con peladeces es un arte filosófico, encontrar la elegancia en lo pedestre, en lo provocador, descender al otro mundo que decía Hesse en el Demián, hasta los círculos de Dante y los placeres de Sade, eso es nuestra puta especialidad. Lo que me lleva a: 

14. Los filósofos no tienen prejuicios. Pues si, conocemos cosas raras, estudiamos cosas muy diversas. Pero juntos, nos partimos la madre. 

15. Filosofía es una carrera fácil. Verdad: mira cuánto pinche titulado, cuanta gente que en verdad tiene algo qué decir y que se dedica a enseñar (si, es sarcasmo). 

16. El filósofo baja de su torre de marfil. Contestaría eso... pero tengo que leer a Eco en compañía de mi agua Perrier y mi café. 

17. Los filósofos son desempleados. Mito. Pero algunos moriríamos por serlo. 

18. A los filósofos nadie les entiende. Mito. La misma filosofía hace que no cometas ese error: que hable con las personas, que entiendas a las personas. Y que eso es importante para sobrevivir. 

19. Los filósofos tienen amigos. Verdad. Contadores, arquitectos, químicos, ingenieros, políticos. Pero nunca, nunca otros amigos filósofos. Ughhh. 

20. Los filósofos son inteligentes. Mito. Algunos nunca debieron ni de pasar la primaria, pero, pues ya están aquí... La filosofía tiene hijos no deseados. Verdad

21. Los filósofos aman argumentar: 
 1) Si no amáramos argumentar, no seríamos filósofos
 2) Somos filósofos

 C. Amamos argumentar. Q. E. D. 

No formalmente, pero como diría Sagan: en cada rincón del mundo hay un argumento esperando ser formalizado. 

22. Los filósofos sólo hacen filosofía. Mito. Sabemos hacer muchas cosas: el clima de diversificación aunado a la falta de empleos y la estupidez de las personas, nos obliga a tener que desarrollar muchas cualidades para sobrevivir. Muchas de las cuales no tienen que ver, pero que son maravillosamente relacionadas por nuestra cabeza

23. Los filósofos no hablan de sexo. Verdad. Cuando hablan es muy cómico ver lo solemnes y racionales que son. 

24. Los filósofos son ateos. Yo rezo porque eso no sea cierto. 

25. Los filósofos son científicos. Bajo su propio paradigma, pero, a ciencia cierta, no. 

26. Los filósofos son misántropos. Verdad, pero por eso queremos mostrar, imponer y protestar: el misántropo es sincero, porque en el fondo ama a la humanidad. 


lunes, 14 de julio de 2014

Harry Potter o el romance fugaz

Tengo problemas textuales: así como me obsesiono con libros, ideas y personajes de los mismos, hay veces que mi obsesión pasa en un tiempo relativamente corto, un tiempo en que ni siquiera me imaginaba que iba a desarrollar tal aversión. 

Empecé con la serie de Harry Potter por la fascinación con su universo y con las películas. Me encanta la idea de la magia, de ser un elegido pero sentirse incapaz, no tener ni idea de qué hacer con tu destino. Era como un moderno mito o tragedia griega: Harry intenta saber quién es él, al momento que tiene que lidiar con la pérdida de sus seres queridos, la enemistad y los problemas de un adolescente. Era una gran premisa. 

Recuerdo que me gustaba mucho como escribía la señora Rowling, que quería pertenecer a Gryffindor, me sabía todo nombre y detalle, quería escribir igual que ella, ser igual que ella. Tenía un cuento que era más o menos igual, sólo cambiaban nombres y... era un plagio. 

Pero... me aburrí: no hay más. 

Si creían que hay una razón filosófica: que lo abandoné por su intricada trama, porque algo no me pareció, porque había algo que me había marcado... Pues no, no hubo nada. 

Describo el escenario: un día me senté, creo que iba por el cuarto libro (uno más ladrillo que los otros), leí algo relacionado con la dulcería que aparece... y pues ya, dejé de leer, dije: Luego lo hago. Y el luego nunca llegó: la magia se había acabado. Ya no me gustaba mucho, o nada de ahí. 

Y eran las premieres... los juguetes, los dulces, mi capa (qué sólo servía para el frío del demonio y para dormir a toda madre cuando helaba en la noche) pero no había nada que despertara mi interés. Ya no me interesaba lo que pasara con el guapo mago. 

Ni el actor, que antes era mi obsesión y mi vida... como que me dejó de gustar. Reconozco que, aunque Daniel Radcliffe es muy atractivo, elegante y buen actor, pues como que no despertaba mi fantasía como otros hombres. Tal vez aquí hay una posible respuesta: empecé a cambiar de gustos. 

Tal vez fue que, como literatura, ya no me satisfacían estos materiales: respeto a quien los leen, a los que estudian sus efectos y tienen ideas diferentes. Pero mi formación e ideas son diferentes. No quiero sonar pretenciosa: pero hay otros libros que simplemente si resisten el paso del tiempo, este, a mi parecer, no lo hace. 

Tiene un valor y siembra ideas en las personas, pero creo que hay una predisposición a este tipo de literatura: o te atrapa o no te atrapa. O bien sólo un por un rato, para después pasar a otros materiales más estimulantes. 

Esto hace que surja un dilema: qué es mejor: un libro que me rete intelectualmente o un universo diseñado para todo lo que necesite y quiera. Aunque este tipo de literatura tiene sus exigencias y profundidades, no siempre representa un conflicto que trascienda al tiempo o que te obligue a ver otras implicaciones. 

Lo mismo me pasó con Dan Brown, del cual no encuentro su valor literario, ni con los Juegos del Hambre o el Señor de los anillos: aunque eran universos muy complejos... no conseguía conectar ni entender qué era lo interesante o dónde estaba el reto. 

Recuerdo que preferí a Ítalo Calvino, a Borroughs, a Sade... era una lista más dispar: pero ahí me leía yo, ahí me identificaba y tenía idea de lo que pasaba. Me interesaba la narrativa, lo que pasaba con esos personajes, el nuevo universo que se configuraba. Fue algo precoz (bueno, con Calvino si era mi edad cronológica), pero esa inocencia que perdí en esa páginas fue un riesgo que en verdad me encantó correr. 

Podría pensarse que intenté regresar... pero no: ya no di vuelta atrás después de conocer esas ideas. Quizá sea un hueco que se llene con los años, cuando abrace al recuentro con el mago y su historia... pero, pues no lo veo inmediato. 

Incluso llegué a confundir las películas, los actores... era como un adulto: sabía quien era Kerouac o Cósimo Piovasco, pero no tenía idea de cómo se llamaba el muchacho rubio, ese que la hacía de villano y ahora parece que se secó. ¿Entienden lo que les digo? Eso me pasó. 

Y me cansó ser fan: al principio podía discutir con otros, pero si fue difícil cuando me dejó de interesar. El rechazo, la incomprensión... como cuando dices: calma, no es gran cosa. En parte entiendo el enojo, pero sigo pensando que cuando pertenecemos a un culto, nos volvemos intolerantes y agresivos con lo demás. 

Confieso que soy también purista, cerrada y policía de los que no piensan o saben lo mismo que yo... pero esas ideas se diluyen cuando me veo a mí misma comprando todos los libros y dándolos al cambiador, malbaratando mercancía, donando camisetas que ya no me gustan. Recuerdo que todo tiene un proceso y, aunque a veces es rápido y no se sienten sus efectos, oras más cuesta un poco de trabajo.

Ahora que me gusta Silverio, Malcom Lawry, Cronenberg y el idealismo alemán, trato de entender que no hay personas que vean lo mismo que yo y que sería un ejercicio dictatorial establecer esos gustos como una fórmula. Me ayudaron a mí, pero puede que a otros les aburran como a mí me aburrió Potter. 

Y puede que nunca conecten, que la magia no exista tal como existe cuando leo algo que sé que no debería leer, algo difícil de ver o una idea perturbadora. No todos tenemos estómago para lo mismo. 

Tal vez su patronus  es un animal diferente y un hechizo que aprendieron a otra edad. 





sábado, 12 de julio de 2014

Redescubrimientos musicales: Titán

Mis redescubrimientos musicales versan sobre dos bandas aparentemente iguales, pero diferentes o diferentes pero aparentemente iguales. Son un contexto difuso de la música pero son una pieza clave para interpretar muchos movimientos de la electrónica, o bien, a artistas mucho más complejos. 

Me refiero, a Titán y a los Beastie Boys. 

Titán

Este es un trío compuesto por Julián Lede, Emilio Acevedo y Javier de la Cueva. Antes estaba Gabriel Acevedo, pero, popularmente la agrupación se conformó por ellos tres. 

En foros de internet se ha especulado de la relación de Titán con los Chemical Brothers, me atrevo a sugerir a Kraftwerk, o bien, como este texto propone, a los Beastie Boys. La aproximación más cercana que tengo se basa en la manufactura del sonido y en cierta rama de la cronología de la música, tomo la época de los 90's al 2000. 

Lejos de lo que se creía, la música electrónica aún no tenía auge en este país, terminaba una época influida por el rock de los 80's, lo que seguía obviamente tenía que ser un rock diferente del grunge o del brit pop. Una posible respuesta era una mezcla. 

Tanto Titán como los Beastie Boys son célebres por sus sampleos setenteros: un homenaje a las películas y series de esa época. Ellos escalan en hombros de gigantes para hacer un manifiesto musical: Corazón de Titán, sampleo de Carol King; los Beastie con Finger Licking Good, que incluye un sampleo de Dylan. 

Poseen un sonido sucio (en un buen sentido de la palabra): Titán ha hecho de la máquina un instrumento musical, el ruido de fondo y las letras que serían escritas por punks (como en Araña, Pasión y amor) o bien por improvisación, pero de la mejor manera posible (P. E. C.) 

La cinematografía usada en sus video clips, recuerdan al cine experimental tipo Gummo, como en su videoclip Chemix, Cuin; o bien, al cine setentero como en 1, 2, 3, 4 y Corazón. 

El espíritu de esa conciencia cultural, reflejado en sus piezas, sus videos, hasta en el vestuario, es en parte por el genio de Lede y de Acevedo. 

Beastie Boys

Se apoyan en la parodia para crear, por eso es que creo que nos merecemos la broma: cuando aparecían en la canción Body'movin no creíamos si era en broma o en serio. 

De la misma forma, con los de Titán ocurría que los medios y los fans entrevistaban a las chicas que alternaban con ellos en el video, esto era así porque pensaban que Titán era un grupo femenino, ellos pasaban a segundo plano. 

En los videoclips de los Beastie Boys hay un poco de recursos usados en el cine y en la comedia: usan actores de Hollywood para que les personifiquen y usan ideas de parodia o de las series de antes para crear un concepto (como en Sabotage). 

No se puede explicar la incursión de los raperos más jóvenes sin influencia de los Beastie Boys, como no se puede explicar un movimiento de rock y electrónica sin Titán. Ambos salieron con el trabajo y con la creatividad. 

No es una comparación, reitero, pero no se pueden separar tan fácilmente: ambas triadas definieron la música noventera en formas mucho más brillantes que el rock. Son el paso siguiente y el paso definitivo para las nuevas mezclas. Una rama pequeña pero fuerte en la estructura rizomática de la música. 


He aquí algunas muestras de lo que digo. 





Redescubrimientos musicales: Juan Gabriel

¿Por qué me gusta Juan Gabriel? ¿Por qué si me gustan compositores y crooners (hombres espectáculo) de todos talantes? Porque es cierto que me gustan los Rat Pack, Marco Antonio Muñiz, Jaime López, Silverio... es obvio que soy amante del espectáculo. 

Juan Gabriel está a la altura de todos: sus canciones se basan en los sentimientos y en ideas que tenemos todos, que cualquiera puede pensar dentro de un discurso: todos hemos sacado una catarsis con las canciones de Juan Gabriel. 

Lejos de lo que se piensa, tanto a él como a Raphael no les agrada que les llamen divo. Más bien son como una especie de crooners: porque es show y canciones conmovedoras. Aunque reconozco que a Juan Gabriel se le va de las manos su espectáculo: parece que intenta poner demasiados temas en uno solo. Pero es una de las pocas explosiones de la gente con canciones con las que en verdad se identifica. 

Confieso que no apreciaba a Juan Gabriel, se me hacía un ícono de la música ranchera y me parecía que sus tiempos no necesariamente coincidían con los nuestros: no se me hacía adelantado, se me hacía que era un compositor ochentero, olvidable con los años. 

Lo conocí, como varios de sus fans, a través de Rocío Dúrcal, que, particularmente no es de mis intérpretes favoritas: tal vez un defecto de Juan Gabriel es que desea sus canciones con estilo aflamencado, en vez de una voz que resulte parecida a la de él. Sostengo que un intérprete digno sería como Marc Anthony, no como las voces españolas. Es mi gusto y opinión personal. 

Pero, como todo gran compositor, resultó ser universal, tener conciencia cultural y resistir el paso del tiempo, creando un culto a su alrededor. 

Yo no conocía a Juan Gabriel, no me imaginaba su poder hasta que me encontré con dos cosas: 

- Su  presentación en Bellas Artes, cien por ciento noventera.
- Sus canciones de amor como La diferencia, Yo no se qué sucedió, Si quieres, Y sí, etc. 
Nunca sentí canciones más poderosas ni discursos más vivos que los de esas canciones. 

La mayoría de las personas de mi edad no identificarían a Juan Gabriel como un representante de sus ideas, prefieren a grupos o cantantes noventeros... pero lo cierto es que nunca me sentí tan conectada como cuando escuché sus piezas. Eran canciones conmovedoras, que animaban al aficionado a sacar sus verdaderas emociones, su honesto corazón y su optimismo: Buenos días alegría, buenos días señor sol. 

Sus canciones son pegajosas, sacan lo mejor de quien las interpreta: desde la colocación de la voz, la potencia en las frases y los sentimientos que son tan difíciles de procesar. Juan Gabriel invita a sensibilizarnos, a expresarnos y divertirnos con sus creaciones. Es amo del escenario con sus bailes y sus letras, lo cual lo coloca como respetable, serio y artista comprometido con su público. 

Y no sólo eso: Juan Gabriel experimentaba con su estilo ritmos como el Rockabilly, disco (Debo hacerlo, No tengo nada, nada), pop electrónico (por ejemplo, en su canción Vienes o voy); ranchero, balada, flamenco, sinfónico, rock and roll, etc. Es un compositor de los más completos y más interpretados. Está dentro de los grandes como McCartney, Jiménez, López, el que usted coloque. 

Lamentablemente, su incursión en el cine fue desafortunada: es mejor cualquier programa de La hora de Juan Gabriel, por el fonógrafo, que su musical ¿Qué le dijiste a Dios? Fue terrible como canciones tan universales se ven cantadas por personajes despreciables, increíblemente egoístas y unidimensionales. 

Conclusiones 

Si desea conocer a Juan Gabriel, por favor: 

Aprecie sus conciertos en vivo: los de Bellas Artes, el de las Vegas (apenas de 2013). Son de una energía y de una vivacidad que creo que sólo Mozart lograría. Las personas son agotadas por el artista. No sucede al revés. 

Escuche el periodo 70's - 80's. Primero con él. Con Rocío Dúrcal se puede perder la perspectiva. Lo que me lleva a sugerir que: 

La mejor intérprete de Juan Gabriel es Lucha Villa, es la que más se acerca a ese sentimiento que imprime el compositor. No es una postura nacionalista, es un tono de voz que tiene que conservarse para que suenen más las ideas de la letra, lo que no siempre Dúrcal logra, porque es más una excelente ejecutante, pero que no logra conectar de la misma manera que Juan Gabriel. Al final, usted decide. 

Escuche programas como La hora de Juan Gabriel, en el fonógrafo; o bien: los más grandes, en donde pasan música tanto de José José como del compositor de Ciudad Juárez. Son a las 7:00 pm y a las 5:00, respectivamente. 

Termino con una de mis canciones favoritas. 






viernes, 11 de julio de 2014

Canciones con filosofía: That's amore

Recientemente me dí cuenta de que estoy enamorada... desde hace no mucho que pienso en él y en todo lo que me hace sentir. Es como una borrachera, de amor, de infinito amor como el que profesa una recién casada.

Por supuesto que he hablado de mis fantasías: chico me conoce, se enamora de mí por mis ideas y por mis palabras. Pornografía emocional, inmadurez, estupidización... pero qué bello es el amor.

Hace no mucho que se fue a Europa, a triunfar, a buscar un camino: pero vaya, cómo lo extraño, extraño su presencia aunque no lo conozca. De hecho me enamoré por su concepto, porque me hace soñar despierta, enloquecer, obsesionarme y despierta mi corazón de niña... Vaya que puede tenerme cuando él quiera. 

Podemos caminar juntos por Italia, cerca de una villa que tengo para él (es mi sueño si, no estoy pensando lógicamente). Un violinista aparece con los primeros acordes y yo canto: 

When bells ring, ting a ling a ling... you're in love!!! 

Lo beso, yo llevo un vestido azul y él una camisa blanca... Sus besos saben a red velvet y a magia. Estoy enamorada. 

En mi sueño todo es mágico, todo se acomoda a nuestro amor: porque así es, una especie de hechizo y de sueño, que hace plausible lo imposible, fortalece nuestro ser con locura y con una especie de escudo... That's amore, lucky philosofella!!! 

No interesa despertar, porque se puede acceder a un sueño cada vez que se desee, creo que eso es lo que nos mantiene en vigilia todo este tiempo. Como me mantiene en vigilia saber de su presencia. ¡Cómo lo amo!

Entonces, aprovechando la locura veraniega, las bebidas refrescantes y el enamoramiento de la vida, los exhorto: That's amore!!! Las veces que sea necesario. Como versa en la película Her: enamorarse es una especie de locura permitida. 





miércoles, 9 de julio de 2014

Mi experiencia con la pornografía

Los filósofos NO hablan de sexo, tal es el caso de Von Trier, de Russell, de Sade, de Sartre... además, no son muchos los que hablan de sexo. 

Estas frases suenan a chistes, pero son tan ciertas como uno: 

1. Los filósofos no tienen sexo, tienen biopolítica. 

2. Las feministas sólo conocen el falocentrismo. No el falo en sí. 

3. No conocemos el cuerpo, conocemos su geografía, su desdoblamiento. 

4. Los filósofos aluden a las películas porno, para llamar la atención de un texto aburrido (cómo este, le invito a que si ya se aburrió, deje de leer). 

Conocí a la pornografía (si, me refiero a ella como mujer), a los 17 años... En ese entonces no sabía ni qué me gustaba, creo que ni siquiera me había sexualizado: si decía alguna que otra vulgaridad, pero era una faceta de mi que aún estaba oculta. 

Si deseaba de vez en cuando a alguien, pero eran fantasías muy estúpidas, como de novelas con nombre de mujer y de una emoción (Marina: deseo... o esas madres). Honestamente, ese era mi catálogo de fantasías, en historia: 

- Chico que me gusta me conoce por mi forma de escribir, se descubre enamorado de mi por mi concepto, por mis palabras. (Esta es la más absurda de todas). 

- Chico que me gusta se enamora de mí a primera vista, pero nunca sabe qué hacer, así que no me habla hasta que supera sus problemas. Fin con beso de amor. (Patético)

- Chico que me gusta sabe, no cómo, sólo lo sabe, que se quiere casar conmigo. Siempre me imagina vestida de novia. (jajaja, hasta a mí me dio risa). 

- Chico que me gusta me invita a la playa: porque frente al mar se me declarará. Tenía una variación en París... vaya que si era una niña. 

Hasta que conocí la pornografía: el mejor de los mundos posibles. 

Siempre siento que es un espacio de posibilidad: en donde todo lo encuentras, hasta con características y con ideas nuevas: la cinematografía, las actrices, las situaciones. Es una cosa tanto fenomenal como asquerosa. Y si sabes palabras en inglés, el placer se maximiza. 

Técnicamente, mi primera experiencia fue con las lesbianas. No era que me gustaran las mujeres, pero sentí algo completamente nuevo, tanto en mi cerebro como en mi libido. Digamos que primero lo intelectualicé, como intelectualizo todo. Primero estuve pensando en por qué me gustó tanto. No era lesbiana, no era tan bueno (mentía), no era hombre (mentía: porque, la pornografía no es un vicio exclusivo de los hombres, ¿o sí? 

Sucede que me alejé de un tiempo del problema. No tenía caso... no tenía idea de cómo continuar. Sólo había una alternativa: contactos. 


Aunque al principio tenía miedo de no poder parar, quería ir a un psicólogo, pero tenía miedo de ser diagnosticada de algo más feo. Confieso que yo tenía miedo: de ser adicta, de no hacer mi vida normal y de que lo que me gustara fuera cada vez más obsesionante. Y como yo intlectualizo (casi) TODO... pues el hecho de pasar de la fantasía a la realidad, me aterraba. Pero era algo que necesitaba hacer. 

Les hablé a amigos (y ex amigos). Les explicaba como si fuera adicta al Cristal Meth... o algo así. Me sentía del nabo, pero ciertamente más liberada. Aunque sí recibí insultos, incluso me dí cuenta de la doble moral de hombres y mujeres, tuve muy buenas experiencias. 

Para empezar, descubrí qué era lo que quería con respecto a las personas: me caga la doble moral y las ideas tan estúpidas que se tienen de algo que ni siquiera se ha experimentado. Ni siquiera se le da oportunidad de probar. Creo yo, que pornografía es más un nombre dado a un prejuicio que a la pornografía en sí. 

El intercambio de clips y de dvd's me trajo muy buenos amigos: de esos que no te juzgan y con quienes puedes hablar como tus broders. Me trajo buenos chistes, ideas sobre las cuales escribir, mejor escritura de relatos pornográficos. Una pasión que mantengo oculta, hasta ahora. 

Además, si me ayudó a conocerme: qué era la imagen recurrente o la historia que yo me contaba dentro de mi fantasía. Me ayudó a saber, físicamente, mis posibilidades. A saber que mis deseos no son malos: hay ideas y argumentos mucho peores que decir, me gusta tal práctica o asumo tal rol. 

Lo que es cierto es que no es una cura para la vida sexual, porque demasiada pornografía no hace un sustituto de ésta, ni te hace una persona terrible. Es cierto que seguirá siendo un tabú, que será mejor decir: vendo drogas al menudeo que una vez vi tres horas de Vicky Vette y aprendí a amar a mi novia mejor... Si, eso jamás pasará. 

La filosofía si arruina la pornografía

En especial por dos argumentos, llamémosle por sus nombres: 

1. El argumento Zizek sobre la tragedia de la pornografía. Este consiste en que, la pornografía por más real y explícita, sólo es una parte más de la cinematografía y el maniqueísmo. Sólo es una maquinaria de un deseo imposible. 

Por ejemplo, en la apariencia y actitudes de las mujeres: si bien yo sí quería verme como algunas de ellas... pues no siempre se puede lograr esa estética. Y se habla de una idealización para lograr un punto, pero no es la realidad misma. 

2. El argumento Nadia Styles, sobre la ética en la industria porno. Nadia es una ex- porn star que dice que la industria atenta contra la dignidad de las mujeres: les exige deformaciones físicas y psicológicas para hacer las escenas. Recluta a mujeres de hogares rotos y que han sido violentadas antes para que tengan algo seguro, al menos en su tiempo de trabajo. Muy pocas se recuperan de ese riesgo y, o bien mueren de enfermedades como sida, o bien, presa de sus adicciones. 

Aunque es un argumento algo moralizante... pues tiene sus premisas plausibles: porque fomenta una estética dependiente del ojo masculino. La mujer rechaza de alguna forma su aspecto genuino y cae en representaciones erróneas. 

El aspecto más controvertido del argumento, es que se basa en motivar su acción para dejar la pornografía en un propósito cristiano: ella no fue hecha para ese plan y construyó su camino para alejarse de uno mucho peor. Como la parábola del hijo pródigo. 

Un poco más de este testimonio lo pueden encontrar aquí: 

Es probable que tenga culpa, aunque no estoy de acuerdo con su motivación religiosa, creo que es un stándar muy alto para las actrices porno. Pero eso se disuelve cuando mi idea coincide con este estereotipo y con la maximización del placer. Entre más espectacular, exagerada y vulgar es una actriz porno, mayor es el placer que genera. 

Conclusiones. 

Considero que lo que contribuyó a no juzgarme fue la aceptación y la fluidez a esos deseos. Fue difícil al principio, pero me ayudó a darme cuenta qué era lo que quería realmente. Me escuché a mi misma y funcionó. 

Aunque si hay riesgos con la pornografía, adicción, falta de concentración, condicionamiento... tampoco es un vicio que se deba censurar si sirve para relajar una tensión. Es un catalizador, pero no es un sustituto de otras cosas. 

He descubierto que compartir mis verdaderos gustos y aficiones (filosofía, pornografía, música), casi siempre hay un elemento de rechazo... un juicio. Aunque lo acepto con tristeza, se que hay personas que te conocen para hacerte a un lado, pero se que esas personas, con la misma tristeza, tampoco son aceptadas: por su actitudes, por su forma de ser, por sus ideas. Supongo que desean hacer lo mismo también. 

Soy la de mis fantasías sexuales, pero hay veces que esas fantasías de cuándo era niña reviven. Y, aunque no llevan a algo de adultos, realmente me hacen sentir en el cielo. 


domingo, 6 de julio de 2014

La verdadera pobreza

No soy clasista, ni soy una persona indolente. Mucho menos soy una persona que mienta con la máscara del optimismo. Hablo de una pobreza no espiritual, sino propia del carácter de un esquema de pensamiento, más o menos conservador. 

Este tipo de pobreza viene de las personas que, sin importar si tienen bienes o no, siempre manifiestan malos deseos ante la suerte de otros, siempre están al acecho y no desean que a nadie le vaya bien por ningún medio. 

Las personas que son en verdad pobres, no siempre pueden dejar su condición de pobreza: porque su esquema nunca cambia: siempre es culpar, envidiar, desear males ajenos. Siempre hay una sensación de no tener nada, de ver a todos como unos adversarios de los que sólo podemos extraer bienes. 

Se dedican al robo, a la mentira, manipulan las ideas y los hechos, pero cuando son enfrentados casi nunca tienen argumentos para contrarrestar el mal que han hecho. Su lógica siempre es la de tomar ventaja, la de eliminar a los otros de su camino, para que ella puedan tomar más. 

Porque es claro, que creen que todo les corresponde: que todos son sus lugares, que todas son sus circunstancias, que todo cuanto pase, les ocurre a ellos también. Es una pobreza de carácter: una pobreza que nunca se supera. 

Nunca toman responsabilidad por algo que han hecho, pero son muy buenos para buscar chivos expiatorios, a alguien que no siempre tiene la culpa. Nunca buscan dentro de sí que puede estar mal con ellos o qué es lo que no cambia de su situación. 

Más personas de las que conocemos son así, más de las que quisiéramos, a menudo simpatizan con la ideología de buscar cobijo de alguna institución o líder. Son personas que odian al individuo, pero se celebran en él, son las que odian que haya personas creativas, personas libres o personas con derecho a ser indiferentes. 

Cuídense, que aunque se tengan los ojos bien abiertos, siempre hay detalles imperceptibles.