domingo, 6 de abril de 2014

Personas que hablan de filosofía, sin ser filósofos

El profesor Carlos Vargas, en la asignatura de seminario optativo, tenía una tesis que servía de hilo conductor para la comprensión de la enseñanza de la filosofía: las personas que mejor la enseñan NO son filósofos. Es una tesis provocadora, pero no es controvertible. Trataré de esbozar algunas consideraciones: 

- Metodológicamente, los no filósofos ven objetivamente a la filosofía, la ven de forma distinta y es probable que su aportación sea original. 
- El discurso es distinto, no académico. Abundan metáforas, figuras y sentimientos
- Uno puede acercarse más con estos recursos que con argumentación, con lógica y con seguimiento histórico. 
- Los no filósofos nutren su arte con una visión filosófica. Generalmente, es un diálogo en donde es difícil distinguir a la filosofía de la cultura. Según Hegel en Lecciones de filosofía de la Historia, el filósofo hace a la cultura. Esta es una forma de entenderlo. 

Lo que podría contraargumentar es que el rigor es una forma de dar seguimiento a una discusión. Creo que esos contenidos nuevos y esas visiones, puede ordenarse mediante la lógica y mediante la consulta de las fuentes. No es una relación antecedente consecuente, es más bien una especie guión para que haya compresión, nuevas lecturas y relación con el tema principal.  

Dicho esto, ahora les presentaré una lista de pruebas, que, con todo el poco rigor, con todo mi sentir y mi experiencia filosófica demuestran que los mejores maestros para aprender filosofía no son filósofos. Es una especie de Sargento Pimienta, pero muy mal hecho. 

1. Jaime López. El autor del himno nacional, no oficial, mexicano: La Chilanga Banda, no sólo expone el uso y plasticidad del lenguaje, la figura del peladito y el ingenio del mexicano (virtud que a veces parece su peor defecto). López se revela con conciencia cultural, un creador que tiene al hombre en su más alta estima: porque sólo alguien puede hacer ver algo tan común, tan ordinario, como una muestra de genio. 
López también habla del liberalismo, de la frontera tanto geográfica como de los sentimientos, de cuando el mecanicismo falla (escuche Desenchufado, por favor), hace ingeniosos juegos de palabras y arte musical, sólo un artista puede hablar de la filosofía a los hombres mediante su música. 

2. Sergio Zurita. Locutor, dramaturgo, columnista especializado en teatro. Su programa, Dispara Margot Dispara, es una extensión de su personalidad filosófica, de sus ideas de corte liberalista y crítico; de la exposición y seguimiento de la filósofa Ayn Rand. Del profundo amor que tiene por su vocación teatral y de un sentido del humor original y fresco. 
Sergio Zurita me inspiró a estudiar esta carrera: por él comprendí que toda idea, por más simple que sea, es incipientemente filosófica. El motivó a mi lectura de Rand y de Joseph Campbell, de Becket, de Arthur Miller, de Bob Dylan, de Jaime López, del humor filosófico que hace pensar y reír. Tal vez un día se entere, mi corazón latiría mucho más fuerte. 

3. Bob Dylan. Dylan es el tratadista, el sociólogo y filósofo en un cantante folk. El manifestante que vio el saber de una época y los conocimientos de su tiempo. Su discurso es tan complejo como cualquier libro filosófico. Cada vez que se le escucha, se aprecia algo nuevo, se penetra en su sentido. Su discurso es atemporal y ciertamente será un referente musical de la filosofía. 

4. Martin Scorsese. Por dónde empezar... Scorsese es filosofía de la historia, del funcionamiento de un gobierno y de la construcción de la identidad nacional (Pandillas de Nueva York); el individuo que se somete a la violencia para combatirla, el inadaptado social que sigue el camino del héroe (Taxi Driver); la animalidad del hombre en contraposición a la razón, la brutalidad de la codicia (The wolf of wall Street); las raíces de la corrupción y del juego doble (The departed); la vocación del hombre más violento no por una profesión, sino por una forma de vida que se adereza con la violencia (The goodfellas); la incompletud del ser humano propuesta por el mecanicismo, cuya parte faltante es la aceptación de los sentimientos, la magia del cine como mediación de la vida (La invención de Hugo Cabret); el viaje de un director para construir su identidad y sus fascinaciones (Mi viaje a Italia)   
Martin Scorsese es un cineasta filósofo: no sólo por la multivocidad de sus películas, todo es nuevo en la película que observas, el aburrimiento no es compatible con su narrativa y cada idea filosófica tiene representación en alguna secuencia. 

5. José Joaquín Blanco. Ensayista de la vida cotidiana, cronista de la identidad de los mexicanos. Sus historias son tan maravillosas como Scorsesse, pero sólo se pueden encontrar en libro en los estantes olvidados de la Vasconcelos, o en su blog: La iguana del ojete. Blanco habla sobre los intelectuales (El asalto de los profesores), sobre el chisme, de cómo funciona el ambiente artístico (en Bernal y Beatriz) ; los crímenes pasionales y la idiosincrasia del mexicano (La tragedia del castigador); del alejamiento de la pareja y las dificultades para el autodescubrimiento (Mátame y verás). Gran reseñista, traductor de Maupassant, maestro y hermético en su personalidad: lo conocereis mediante sus escritos, tan filosóficos como literarios. 


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